¿Cuál es el
contenido doctrinal en los pasajes anteriores?
- Primera: En la formación de la mujer,
como en la del varón, intervino la acción directa de Dios.
- Segunda: Entre el hombre y la mujer
existe la más estrecha correspondencia, y esta correspondencia íntima es
la unidad de naturaleza; y ambos, varón y mujer, son, por lo tanto, muy
superiores a los animales.
- Tercera: El varón es la parte masculina y la mujer es la parte femenina de
una sola especie humana. Y ahí está el fundamento de la unidad del
género humano, monogamia primitiva, indisolubilidad matrimonial. En ese
acto creador.
- Cuarta: Sin embargo, en la familia, célula y fundamento de la sociedad, debe haber un orden. Aquí debo ser muy delicado. Y, ¿cuál es el orden? Cuando las cosas caminan en orden, todo está, marcha muy bien. Y, cuando hablamos de orden, hay muchos principios, muchos principios o muchos aspectos del orden. Y, en unas cosas, la mujer es cabeza de ese orden y en otras el varón debe ser cabeza en ese orden de cosas. Cuando hay orden, algo está en un principio, lo demás sigue. Y, en el misterio de la vida familiar, en unas cosas el varón es cabeza y debe ser cabeza. Y, cuando el varón no es cabeza aquello no funciona bien. Inmediatamente dice: “En este lugar falta cabeza.” ¿Cómo que falta cabeza? Sí, la señora hace de cabeza, ¿está de cabeza ella? Aquí algo marcha mal. Y, por otra parte, cuando la mujer debe hacer cabeza en muchas líneas de trabajo del hogar, si no hace cabeza y el hombre hace cabeza de las cosas que tiene que ser cabeza la mujer, entonces también aquella familia marcha mal-
Es esta una verdad de ética natural que será también
objeto de la enseñanza del apóstol San Pablo en 1 Corintios 11,3ss.
Textos a veces muy mal leídos que hay que interpretar
muy bien. Porque San Pablo, cuando habla del varón y de la mujer, primero que
todo dice: “Ante Dios, no hay distinción del varón y de la mujer. Los dos son
iguales. En la sociedad, cada quién debe guardar el lugar que la sociedad
asigna a cada uno, si no está mal. Y luego termina: Pero mi doctrina es:
1Co 11,11. Ni la mujer sin el varón, ni el
varón sin la mujer, en el Señor.
12. Porque si la mujer procede del varón, el varón, a su vez, nace mediante
la mujer, y
todo
proviene de Dios.
Y uno dice: “Pues, entonces,
igualdad ante Dios. Y en esos textos radican esos principios,
fundamentalísimos, de la igualdad de derechos humanos: para él y para ella, igualdad de derechos humanos, pero no igualdad de
sexos. Una cosa es igualdad de
derechos humanos, otra cosa es, también, los derechos propios que se derivan
del propio sexo. Y, en este segundo término es donde hay una confusión en
el mundo actual, sorprendente. Así que el hombre quiere los derechos de la
mujer y la mujer aspira por los derechos del hombre.
Y luego, también, de la naturaleza propia del varón y de la naturaleza propia de la mujer
brotan funciones y ministerios. Esto no nada más en la familia, sino en la
sociedad. Y aquí se necesita de estudios, se necesita de discernimiento. Por
eso el Papa Juan Pablo II dice: “Aun
cuando la mujer pueda trabajar en muchas cosas, ¡cómo sería bueno que la mujer
no trabajara tanto para que tuviera tiempo de ocuparse en las funciones propias
de su ser femenino
Los versículos
24 y 25 son reflexiones del autor sagrado ante esta doctrina antropológica
sobre el hombre y la mujer.
Gn
2,24: Por lo cual
el hombre deja a su padre y a su madre y se adhiere a su mujer, y se hacen una
sola carne.
Creado el hombre para la mujer y ésta para
el varón, éste debe dejar a su padre y a su madre para unirse a su mujer y
formar una sola carne. La expresión de “hacen
una sola carne” no sólo se refiere al acto conyugal, sino que enfatiza,
ante todo, la unión estrecha, íntima, de persona a persona, que transforma
indisolublemente al marido y a la esposa, en una unidad conyugal, en una unidad
social, en una unidad casi personal, no son dos seres, sino uno solo. En este versículo están encerradas la
naturaleza y las leyes fundamentales del matrimonio.
La doctrina antropológica que estudia al
hombre, ya sea varón o ya sea mujer, esta doctrina del capítulo segundo del
Génesis es superior a lo que leemos en Éxodo 20,17. Veamos ese texto, un texto
alarmante, porque ahí la pobrecita mujer es la primera cosa del varón. Leo el
versículo 17:
Ex
20,17: No
codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su
siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.
¿Ven ustedes? En ese texto, la mujer es la
primera cosa del varón. Y es el Decálogo, pero en una redacción todavía
primitiva del Decálogo.
Vean ustedes cómo en otra redacción del
Decálogo, en Deuteronomio 5,21, encontramos ya un adelanto en la sociología, en
la filosofía antropológica. Ahí la mujer, en esta época, ha subido de
categoría, ya no es la primera cosa del varón, sino que pertenece al mismo
nivel del varón. Leo el versículo 21:
Dt
5,21: No desearás
la mujer de tu prójimo. No
codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada
que sea de tu prójimo.
Vean ustedes cómo va avanzando también la
perfección sociológica en este problema.
Termina
el capítulo segundo en esta forma:
Gn 2,25: Estaban los dos desnudos, el hombre y su
mujer, y no se tenían vergüenza.
Y este segundo capítulo, ¿por qué termina
así?
¿Qué significa este punto final del capítulo?
El autor sagrado, para marcar el estado, no de ignorancia, sino de inocencia
en que se encontraban nuestros primeros padres, indica de manera pintoresca que
su desnudez no les era objeto de vergüenza.
La concupiscencia no se había dejado
sentir, eran conscientes de la
diferencia de sexos y de su papel recíproco, y gozaban de una naturalidad
total, una armonía perfecta reinaba entre sus apetitos inferiores y su razón.
Con esto termina el segundo tema del
Génesis, su importancia doctrinal es evidente:
- En la aparición del género humano, gracias a la intervención
creadora de Dios, el género humano aparece porque Dios entra en acción.
- La importancia de este capítulo también está en las relaciones
estrechas y profundidad que deben existir entre el hombre y la mujer, que
los hacen ser “uno solo”.
- En otros términos, la misión social del hombre, a la luz de la
revelación
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Estas enseñanzas las impartió el P. Carrillo en sus clases en el Instituto de Pastoral Bíblica del cual es fundador. A ello se debe que a veces se presentan con un lenguaje sencillo y repetitivo pues éstas notas son el resultado de la transcripción de sus clases. Para mayor referencia se puede consultar la siguiente bibliogafía en que nos ha hecho de guía
(1) SALVADOR CARRILLO ALDAY M.SP.S Origenes del cosmos y del hombre. Génesis I-IX. Ed. La Campana.
Sobre este tema presentaremos cinco partes.