jueves, 29 de agosto de 2019

LA CONFIRMACIÓN (última parte)


Esto que hemos estado viendo es la cumbre de nuestra fe aunque el tema es la confirmación.

Paulo VI en el documento post conciliar sobre la confirmación dice: la confirmación perpetúa en la Iglesia la gracias de Pentecostés de tal manera que Pentecostés es el día de nuestra confirmación cuando Jesús nos llena de Espíritu Santo para que el Espíritu Santo realice en nosotros Iglesia lo que realizó en los apóstoles.
La confirmación es nuestro Pentecostés personal, por el bautismo somos hechos hijos de Dios, por la confirmación somos llenos del Espíritu Santo que nos transforma, nos comunica vida, carismas para construir la iglesia de Dios.

Dejémonos hacer santos por el E. S. que llevamos, si estamos en amistad, en gracia de Dios, somos templos vivos del Espíritu Santo y lo llevamos y  el Espíritu Santo nos santifica y nos llena de regalos para cumplir nuestra misión en el mundo y como cristianos.
Todos tenemos una misión que realizar en este mundo a nivel humano y natural, y otra misión al impulso del Espíritu Santo que es comunicar la fe, nosotros, como lo hicieron los apóstoles con el valor, la energía y los carismas que les comunicó el Espíritu Santo

Y el gran reto es que que conozcamos que es nuestro bautismo, y que conozcamos en qué consiste  en profundidad todo el dinamismo de la confirmación .

No conocemos el tesoro tan grande que es nuestro bautismo en el Espíritu Santo que nos da Jesús.

Lo que fue el bautismo de Jesús en el Jordán fue para los apóstoles Pentecostés y lo mismo para nosotros sin equivaler nuestro bautismo al bautismo de Jesús en el Jordán pero sí se ilumina nuestro bautismo con el bautismo de Jesús.
Y  nuestra confirmación se ilumina con el Pentecostés de los apóstoles. 
Y así como en el Jordán Jesús escuchó una voz que decía:” Tú eres mi hijo amado en quien me complazco”,  así en nuestro bautismo se nos dice: tu eres  hijo de Dios; y como en el Jordán Jesús vió que el Espíritu Santo entraba en Él y lo llenaba de dones, y también los apóstoles sintieron eso en Pentecostés, así también nosotros en nuestra confirmación.

Voy a terminar haciendo una oración por todos nosotros.
Les pido que contemplemos con nuestra imaginación humana a Jesús colocado a la diestra del Padre y al Padre derramando a Jesús el Espíritu Santo y a Jesús rebosando del resplandor, de la luz fulgurante del Espíritu Santo.
 Jesús feliz, constituido eternamente Señor del universo, Rey de cielos y tierra, Sumo Sacerdote que ora por nosotros.

Y ahora, le decimos al Jesús que hemos contemplado, esta oración:  Jesús tú que les dijiste a los apóstoles, no se vayan de Jerusalén porque yo los bautizaré con el Espíritu Santo y quedarían transformados y podrán ser con su vida y su palabra  testigos míos hasta los rincones más arrinconados de este mundo.
Jesús lleno de Espíritu Santo yo te pido que te dignes abrir tu corazón humano y hagas brotar de el para cada uno de nosotros tu Santo Espíritu. Jesús bautízanos con tu Santo Espíritu como bautizaste a los apóstoles el día de Pentecostés.

Pongan sus manos como en actitud de recibir las personas que lo desean.
Señor te presento mis manos vacías como símbolo de que te quiero presentar mi corazón y mi alma vacía y abierta para que tu la llenes de Espíritu Santo.

Padre gracias por haber ungido a Jesús con el Espíritu Santo.
Gracias Jesús porque ungiste, bautizaste a los apóstoles con el Espíritu Santo.
Por eso te pedimos, te suplicamos que nos unjas nuevamente con tu Santo Espíritu, así como tu recibiste en diferentes momentos de tu vida la unción del Espíritu Santo con que te ungió el Padre, así hoy te pedimos te dignes ungirnos nuevamente con tu Santo Espíritu una vez más con plenitud.

Y tú Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría, Espíritu de proclamación, Espíritu de santidad, Espíritu de luz, ven a habitar ya hacer tu templo en cada uno de nosotros.
Yo te necesito mucho. Yo no puedo darme cuenta de la grandeza de tu presencia en mí pero que tu presencia en mí no sea estéril sino que produzca, en mí,  los frutos de salvación y de testimonio cristiano para lo cual has venido a mi corazón.

Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, pide para nosotros como lo hiciste en el cenáculo el don del Espíritu Santo para poder realizar como Iglesia la misión que nos ha sido encomendada.

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Conferencia del P. Carrillo sobre la Confirmación expuesta de manera sencilla pero muy profunda como él nos explicaba los misterios de nuestra fe.




miércoles, 21 de agosto de 2019

LA CONFIRMACIÓN (3a.parte)*


¿Jesús fue transformado cuando recibió el Espíritu Santo en el Jordán?,  le pasó algo? en función de qué?
En función de poder realizar la misión que el Padre le encomendaba.  Ahora bien como Jesús fue transformado y lleno de carismas del Espíritu Santo para poder realizar su misión, el día de Pentecostés, cuando Jesús bautiza con Espíritu Santo a los apóstoles, el Espíritu Santo transformó a los apóstoles interiormente,  primero una transformación interior y segundo los llenó también de carismas para que pudieran ellos a su vez  realizar la misión que Jesús resucitado y subido al cielo les encomendaba.

Pentecostés es la transformación interior de los apóstoles, de miedosos y temerosos en audaces testigos y proclamadores de Jesús, con una audacia y una fuerza hasta de entregar hasta la vida por Jesús, por comunicar el Reino de Dios en el mundo.

El Espíritu Santo los purificó, el Espíritu Santo purifica, los santificó, los hizo santos, les quitó muchas cosas que les estorbaban, les quitó el miedo, eso es lo más fácil de entender. Y les comunicó muchas carismas para poder comunicar el mensaje de Jesús.

En primer lugar lo que el Espíritu Santo les dio a los apóstoles  fue comprender quién era Jesús. Habían vivido dos años y medio codo a codo con Jesús, y a pesar de eso no podían conocer quién era Jesús. El día de la crucifixión ellos dijeron, todo se nos acabó, lo mataron, lo sepultamos, qué más queda?
El Espíritu Santo vino a darles fortaleza y audacia, primero luz en el entendimiento y luego el don de hablar quién era Jesús, de proclamar quién era Jesús al mundo entero, y tercero de poder hacer nacer la iglesia de Jesús a la cual agradecidamente pertenecemos (Hch 2,15). Cuándo nació  la primera comunidad cristiana?, el día de Pentecostés, cuándo nació la iglesia visiblemente, sociológicamente, con un grupo concreto de personas ?, el día de Pentecostés.
Lo dice el mismo texto de Hechos de los Apóstoles 2, 15. Cuando salieron los apóstoles a hablar de Jesús, la gente viéndolos transformados, cambiados, hablar sin miedo, con poder, hablaron de Jesús, dijeron los que los vieron, ¡están borrachos!, la respuesta fue estos no están borrachos como vosotros suponéis, son apenas las nueve de la mañana, lo que pasó es que nos cayó el Espíritu Santo anunciado por los profetas y anunciado por Jesús. El Espíritu Santo llevó gente, produjo como un estruendo, un estruendo raro, en Jerusalén hubo un trueno, el trueno pasó  pero la gente curiosa fue a ver qué había pasado y lo que encontraron no fué un rayo ni nada, lo que encontraron fue a los apóstoles transformados hablando de ese  Jesús a quien los judíos había sido crucificado. En el cap 2,41 dice, los que acogieron la palabra de los apóstoles fueron bautizados y aquel día se les unieron unas tres mil personas, a las seis de la tarde la iglesia de Jesús había nacido gracias a varias cosas:
Gracias al Padre que había ungido a Jesús con el E. S.,
Gracias a Jesús que había derramado y bautizado con Espíritu Santo a los apóstoles
Gracias a que los apóstoles hablaron enérgicamente, valientemente acerca de Jesús.

Gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo que vino y gracias al testimonio ardiente de los apóstoles y a partir de ese día existe la iglesia cristiana fundada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y la predicación de los apóstoles, nació un mundo nuevo, ante los ojos de Dios,  y el mundo viejo también siguió, el mundo del pecado sigue adelante, hasta el día de hoy y no se va a acabar mañana. Pero admirablemente un mundo de presencia de Dios, de gracia de Dios, de corazones transformados ha comenzado y existe a la par en ese mundo de la carne, y quienes son los de ese mundo nuevo? Aquellos a los que Dios saca del mundo permitiéndoles seguir viviendo en el mundo sin ser como del mundo y allí estamos nosotros, de tal manera que si en este mundo que se ve sigue existiendo mucho mal que se ve,  hay un mundo enorme, el mundo del Espíritu Santo, del Padre, de Jesús, de la gracia, un mundo espiritual no carnal que va caminando y que somos nosotros también y que podemos bajar del mundo de Dios al mundo de la de la carne. Qué hacemos cuando cometemos un pecado mortal que ofende a Dios? Nos bajamos al mundo de la carne que se ve.

El mundo del Espíritu, de la santidad,  el mundo de la vida no se ve pero lo vivimos, y todos los que estamos aquí pertenecemos también a ese mundo del Espíritu, lo vivimos, viviendo nuestra vida en el mundo sin ser de este mundo pecador. Esa es la paradoja de la vida cristiana.

Somos propiedad de Dios que nos sacó del mundo del pecado mediante los tres sacramentos de la iniciación cristiana. El bautismo la confirmación y la constante participación en la Eucaristía en la que está Jesús humano y divino, con todo su poder esperándonos a nosotros para darnos vida divina.

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* continuamos presentado la conferencia del P. Carrillo sobre la Confirmación expuesta de manera sencilla pero muy profunda como él nos explicaba los misterios de nuestra fe. es la tercera parte, la próxima será la última sobre este tema.



miércoles, 7 de agosto de 2019

LA CONFIRMACIÓN (2ª PARTE)

Decíamos que el Evangelio nos cuenta por lo menos tres intervenciones del Espíritu Santo en la vida humana de Jesús:
1º en su concepción. Si el Espíritu Santo llenó a María, cómo llenaría a Jesús, al Verbo Eterno de Dios que escoge un vientre virginal para hacerse hombre.
Lo importante es que el Hijo Eterno de Dios se hizo hombre.

Una celulita habitada ya por el Espíritu Santo, desde su primer instante el Hijo de Dios es el Hijo del Hombre en el seno inmaculado de la Virgen María y la naturaleza humana de Jesús quedó santificada por la santidad que le comunicó el Espíritu Santo. Por eso el Ángel le comunicó a la virgen que el que va a nacer será llamado Santo Hijo de Dios.
Pero el Evangelio también nos cuenta que Jesús fue creciendo , como nosotros, en en sabiduría, en conocimiento y estatura y gracia ante Dios y ante los hombres.
El crecimiento humano de Jesús, un momento importante fue cuando sonó la hora de Dios para que Jesús comenzara su ministerio público, proclamando la palabra de Dios, sanando a los enfermos, perdonando a los pecadores., caminando por todos los caminos de Palestina para hablar que Dios quiere reinar en el corazón del ser humano.
Para capacitarlo para ese momento importantísimo en que va a iniciar un nuevo género y misión de vida, el Padre unge a Jesús hombre con el Espíritu Santo y ese momento es el Bautismo de Jesús en el Jordán. En ese momento nos cuenta el Evangelio, sobre todo  el evangelio de San Marcos que los cielos se rasgaron sobre Jesús y el Espíritu Santo entra en Jesús, penetró en Él. Como una ave baja del cielo y se posa en un alero, así también el Espíritu Santo creador baja como una paloma y penetra en Jesús y Jesús es transformado, es ungido con el Espíritu Santo para que pueda comenzar a realizar su misión, pero para realizar su grande misión el Espíritu Santo lo llenó de dones y carismas, de capacidades para que Jesús pudiera realizar su misión.
Le comunicó el Espíritu Santo el don de predicar, el don de perdonar los pecados, le comunicó el carisma de sanar a los enfermos en su cuerpo, pero le comunicó el don de sanar a los enfermos de las heridas del corazón. Es un carisma más profundo, sanar el interior de los corazones. Estos carismas los ejerce hoy y más fuertemente ahora que está en el cielo. El Espíritu Santo lo transformó,  lo llenó de carismas.
Jesús lleno del Espíritu Santo en su concepción y lleno del Espíritu Santo en su bautismo, y antes de su pasión, un momento crucialísimo en la vida de Jesús fue cuando le tuvo que decir a su Padre: no lo quiero, no quiero sufrir y no quiero morir, y te lo pido sabiendo que para ti todo es posible pero Jésus  agrego pero en definitiva no te pido lo que yo quiero, sino que acojo tu voluntad, yo quiero lo que tu quieras,  que se haga tu voluntad y  ese momento fue en Getsemaní. Si tu voluntad es que yo muera, aquí estoy.  En el momento de la agonía en Getsemaní, necesitaba también una invasión de Espíritu Santo, en ese momento trascendentalísimo de su vida, el Espíritu Santo fue imaginado como un ángel que lo confortaba, de tal manera que lo llena de fuerza y Jesús se presenta tranquilo sobremanera, cuando llega la turba el sale fuera y les pregunta a quién buscan?

La Epístola a los Hebreos nos conserva un versículo magnífico pero no con imágenes pero dice lo mismo, Jesús al impulso del Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo como víctima de expiación a Dios. (Hb 9,14)

Ahora con la resurrección Jesús adquiere una naturaleza humana diferente, inmortal, entra a otro mundo, Él, Jesús hombre. Va a comenzar una misión diferente, ser el Señor del universo, ser el Supremo Rey y ser el Sumo Sacerdote. Para ejercer esa triple función grandiosa, que no podemos ni imaginarla, Jesús recibe en su naturaleza humana una nueva unción del Espíritu Santo y el Padre le regala a Jesús glorificado el Espíritu Santo (Hch 2,32-33).
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continuamos con la 3ª parte la proxima sesión