La casa de
Simón se encontraba muy cerca de la sinagoga. Actualmente se pueden ver los
vestigios arqueológicos de esa modesta casa de pueblo.
Marcos menciona a los
cuatro discípulos recientemente llamados.
29 Cuando
salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simóny Andrés. 30
La suegra de Simón estaba en cavia con fiebre; y le hablan de ella.31
Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso
a servirles.
La curación
de la suegra de Pedro es uno de los milagros más sencillos del evangelio. Se
trata de una fiebre común y corriente. Le participan con naturalidad a Jesús el
caso. No hay ni petición de milagro, ni exigencia de fe, ni palabras conminatorias.
Jesús la tomó simplemente de la mano y la levantó. Y la fiebre la dejó y se
puso a servirles.
Ese milagro
es una manifestación clara, sin ostentación alguna, de la misión de Jesús: él
ha venido a sanar a los enfermos, sean quienes sean, y a suprimir toda clase de
mal. La fiebre, síntoma de enfermedad, era considerada como una maldición,
efecto de la infidelidad a Dios (Lv 26,16). Se puede ver también en la sanación
de la suegra de Pedro un tributo a la amistad.
La tradición de Marcos es la más antigua.
Lucas y Mateo presentan esta curación adaptándola según sus propios enfoques
teológicos. En Lucas, esta acción de Jesús tiene valor de
exorcismo. La fiebre es fuerte, pero Jesús es más fuerte. Jesús no
toma de la mano a la enferma, ni la toca; sino que, inclinándose sobre ella,
conmina a la fiebre, y ésta al punto la deja. La mujer quedó liberada, y se
puso a servirles (cf Le 4,35.41; 8,24; 9,42; 13,11.16).
En Mateo la
situación es diferente. No se menciona a ningún asistente; sólo aparecen Jesús
y la enferma. Jesús la ve; está echada en cama, con fiebre. Nadie le pide nada.
El toma la iniciativa. Toca la mano de la enferma y con sólo su contacto
físico, la fiebre desaparece. Jesús obra con independencia absoluta y con
señorío total. Ella sola se levantó, como liberada de una parálisis de pecado
(Mt 9,2); y "se puso a servirle" a Jesús solo.
ACTUALIZACION
Jesús amigo nuestro: Ven y entra en
nuestro humilde hogar. Mira nuestras necesidades. Tal vez son en sí mismas
pequeñas, pero nos impiden realizar el trabajo con el que colaboramos contigo
para construir el mundo. Acércate, Jesús, y
tómanos de la mano. Levántanos, que queremos servirte. Amén.