Jesús se
encuentra en la cumbre de la evangelización (Mc 6,34-7,23). Los Doce han tomado
ya parte activa en la misma. Son días de gloria.
La multiplicación de los panes en
favor de cinco mil hombres, que recuerda el milagro obrado en el Antiguo
Testamento por el profeta Elíseo (2R 4,42-44), es narrada por los cuatro
evangelistas. Por una parte, están las tradiciones sinópticas de Mt-Mc-Lc; por
otra, el relato de Juan presenta una tradición independiente tan antigua como
las demás con su colorido teológico propio.
1. Introducción.
Terminada la misión, los
"apóstoles" se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado. Como eran muchos los que iban y venían, no les quedaba tiempo
ni para comer. Entonces Jesús les dijo: "Venid también vosotros aparte, a un
lugar solitario, para descansar un poco". Y se fueron en
la barca, aparte, a un lugar solitario. Sin embargo, la gente los vio
marcharse, y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron
antes que ellos (Mc 6,30-33).
Jesús buscaba
cierta tranquilidad para seguir formando de manera privada a sus Doce
discípulos. La expresión "venid, aparte" parece indicar
ese deseo (Mc 4,34; 9,2.28; 13,3). En la trama del evangelio, el momento es
trascendental para los Doce discípulos, llamados aquí
"apósto-les=enviados", seguramente en referencia natural al reciente
envío que han recibido para ir a predicar y sanar a los enfermos (Me 6,7-13).
Después de las
experiencias de la primera misión, se presentaba una ocasión propicia para que
Jesús les impartiera enseñanzas específicas importantes, ante todo, sobre la
identidad misma de su persona, y luego sobre la futura misión que los
Doce tendrían que desempeñar. ¿Qué. es lo que los
apóstoles=enviados deben hacer? Vivir cerca de Jesús, atender con compasión al
pueblo, comunicarles la doctrina del Reino, sanar a los enfermos y proporcionarles
alimento de vida.
Jesús y sus
discípulos se encuentran en el apogeo de la evangelización. Juan dice que las
multitudes acudían al ver los signos que Jesús hacía sobre los enfermos.
Podemos imaginar que la gente estaba entusiasmada también por lo que habían visto hacer a los discípulos del Maestro. Se acercaba la fiesta
de la Pascua. Era la primavera del año 29.
El lugar
permanece impreciso. Marcos parece colocar la multiplicación de los panes en
algún punto sobre la ribera noroeste del Lago. Lucas habla de Betsaida, en la
orilla noreste. Restos arqueológicos del siglo IV muestran que los antiguos
peregrinos fijaron el recuerdo de la multiplicación de los panes en la actual
fuente de et-Tabg-ha, a dos kilómetros de Cafarnaúm.
2. Jesús predica
y sana (v. 34).
34 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no
tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Al ver
tanta gente, Jesús sintió compasión, pues le parecía que eran
como ovejas sin pastor
(Za 9,16; IR 22; Ez 34). Estos textos del AT manifiestan la solicitud de Dios
en favor de su Pueblo, guiado en otros tiempos por pastores que él les había
puesto: Moisés, Josué, David. Ahora carecen de pastores. Jesús quiere mostrarse como el Pastor mesiánico, anunciado por el profeta
Ezeqniel (Ez 34,23; 37,24), o como imagen de Dios, el Pastor de Israel en el desierto
(Sal 78,52-53; cf Sal 23,1; 74,1; 80,1).
En Mateo, esa "compasión" lo había
movido para enviar por primera vez a sus discípulos a predicar (Mt 9,36). Ese
mismo sentimiento lo impulsa ahora para realizar el milagro-signo que será anuncio de
la futura Eucaristía. La evangelización y los sacramentos (en
especial la_ Eucaristía) son inseparables y ambos brotan del corazón misericordioso del corazón de Cristo.
Y Jesús se
puso a enseñarles muchas cosas. Lucas dice que el tema era "el
Reino de Dios". Jesús es el Maestro incansable del Reino. Mateo y Lucas
señalan que Jesús hizo curaciones de enfermos. Además de Maestro, él es médico
dé almas y de cuerpos. Más aún, dará a la multitud el alimento que necesita. El es el principio y la fuente de la vida, tanto
material como espiritual (cf Jn 6,22-59).