jueves, 5 de enero de 2017

LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. Introducción

Las Parábolas de Jesús han alimentado siempre la piedad y la reflexión de los cristianos de todos los tiempos. Y es que conjugan, de manera admirable, los detalles concretos de la vida diaria entre la gente sencilla , con la sublimidad de la luz de Dios que transforma  las realidades humanas y revela al hombre la dimensión de lo divino.

La Parábolas del Evangélicas giran, en su mayor parte en torno  a una idea: el Reino de los Cielos o el Reino de Dios. Jesús lo ha inaugrado sobre la tierra, cumpliendo el designio eterno de su Padre.

El Reino es un tesoro escondido,  es una perla de gran valor  que el Padre de los Cielos ofrece, por medio de Jesús a todo el mundo, especialmente a los humildes , a los pobres y a los pecadores. ¡Hay que entrar en ese Reino escatológico, cueste lo que cueste! ¡La invitación de Jesús es urgente!

Para la exposición  de las Parábolas de Jesús hemos acudido a los métodos de la exégesis moderna que, debidamente utilizados, nos permiten leer el evangelio bajo una nueva claridad.

Las palabras y hechos del maestro fueron trasmitidas, durante varios años, por tradición oral; poco a poco se fueron consignando por escrito, y los evangelios que actualmente leemos son ya una obra de los años 64 a 80 de nuestra era.

Pero, el alma en toda es trasmisión de las palabras y hechos del Señor es el Espíritu Santo, que, enviado por Cristo de parte del Padre, para santificar e iluminar la iglesia, la guía desde el primer momento y la conduce incesantemente hacia la plenitud de la verdad. Los Evangelios, -que nos trasmiten las palabras de Jesús-, ¡son obra del Espíritu Santo!

Teniendo esto en cuenta, no es extraño que leamos algunas palabras de Jesús, no como fueron pronunciadas por él en la materialidad de la expresión, sino como fueron “predicadas por los primeros discípulos y aplicadas por ellos, bajo la moción del Espíritu Santo, a las situaciones concretas de la Iglesia primitiva”.

Este principio de gran valor y entraña importantes consecuencias. Porque, así como las enseñanzas de Jesús, aplicadas a la Iglesia primitiva, fueron para ella luz y vida: así también lo siguen siendo para nosotros, cuando las adaptamos a las circunstancias concretas de nuestro Cristianismo actual, iluminados y guiados por el mismo Espíritu de Pentecostés.

Pero, este principio se irá clarificando paulatinamente en el estudio directo de las páginas evangélicas.

Para terminar, sólo queremos hacer dos advertencias:

1ª. Con frecuencia, a lo largo de estas páginas, aparecerá la palabra “logion” o “logia”. Se trata de un término técnico que designa “una palabra o un dicho del Señor” (logion=singular) o “palabras o dichos del Señor” (logia=plural) .

2ª . ¡Importante! Para seguir la explicación de las Parábolas es indispensable tener al lado la Sagrada Biblia o al menos el Nuevo Testamento. En esta forma, se puede tener una vista de conjunto del texto que se estudia. Más aún; es de desear que primero se lea la parábola en el texto evangélico y sólo después se vaya a las explicaciones.

¡Que corra, pues, “la Palabra del Señor” y que encuentre dispuestos nuestros corazones para que produzca en ellos “un fruto centuplicado”!