Las
Parábolas de Jesús han alimentado siempre la piedad y la reflexión de los
cristianos de todos los tiempos. Y es que conjugan, de manera admirable, los
detalles concretos de la vida diaria entre la gente sencilla , con la
sublimidad de la luz de Dios que
transforma las realidades humanas y
revela al hombre la dimensión de lo divino.
La
Parábolas del Evangélicas giran, en su mayor parte en torno a una idea: el Reino de los Cielos o el Reino de Dios. Jesús lo ha inaugrado
sobre la tierra, cumpliendo el designio eterno de su Padre.
El
Reino es un tesoro escondido, es una
perla de gran valor que el Padre de los
Cielos ofrece, por medio de Jesús a todo el mundo, especialmente a los humildes
, a los pobres y a los pecadores. ¡Hay que entrar en ese Reino escatológico,
cueste lo que cueste! ¡La invitación de Jesús es urgente!
Para
la exposición de las Parábolas de Jesús
hemos acudido a los métodos de la exégesis moderna que, debidamente utilizados,
nos permiten leer el evangelio bajo una nueva claridad.
Las
palabras y hechos del maestro fueron trasmitidas, durante varios años, por
tradición oral; poco a poco se fueron consignando por escrito, y los evangelios
que actualmente leemos son ya una obra de los años 64 a 80 de nuestra era.
Pero,
el alma en toda es trasmisión de las palabras y hechos del Señor es el Espíritu
Santo, que, enviado por Cristo de parte del Padre, para santificar e iluminar
la iglesia, la guía desde el primer momento y la conduce incesantemente hacia
la plenitud de la verdad. Los Evangelios,
-que nos trasmiten las palabras de Jesús-, ¡son obra del Espíritu Santo!
Teniendo
esto en cuenta, no es extraño que leamos algunas palabras de Jesús, no como
fueron pronunciadas por él en la materialidad de la expresión, sino como fueron
“predicadas por los primeros discípulos y
aplicadas por ellos, bajo la moción del Espíritu Santo, a las situaciones
concretas de la Iglesia primitiva”.
Este
principio de gran valor y entraña importantes consecuencias. Porque, así como
las enseñanzas de Jesús, aplicadas a la Iglesia primitiva, fueron para ella luz
y vida: así también lo siguen siendo para nosotros, cuando las adaptamos a las
circunstancias concretas de nuestro Cristianismo actual, iluminados y guiados
por el mismo Espíritu de Pentecostés.
Pero,
este principio se irá clarificando paulatinamente en el estudio directo de las
páginas evangélicas.
Para
terminar, sólo queremos hacer dos advertencias:
1ª.
Con frecuencia, a lo largo de estas páginas, aparecerá la palabra “logion” o
“logia”. Se trata de un término técnico que designa “una palabra o un dicho del
Señor” (logion=singular) o “palabras o dichos del Señor” (logia=plural) .
2ª .
¡Importante! Para seguir la explicación de las Parábolas es indispensable tener
al lado la Sagrada Biblia o al menos el Nuevo Testamento. En esta forma, se
puede tener una vista de conjunto del texto que se estudia. Más aún; es de
desear que primero se lea la parábola en el texto evangélico y sólo después se
vaya a las explicaciones.
¡Que
corra, pues, “la Palabra del Señor” y que encuentre dispuestos nuestros
corazones para que produzca en ellos “un fruto centuplicado”!