EL CONTRATISTA GENEROSO: Mt 20,1-16
Esta parábola, comúnmente llamada "Los obreros de la viña", debe titularse, de manera más adecuada, la parábola de "El contratista generoso", pues él es el personaje principal y no los obreros.
Mateo la ha colocado en la última sección del Evangelio, que trata de
la Venida del Reino de los Cielos: Mt 19-25. Una atmósfera de tristeza se
cierne sobre esta grande sección. Los Judíos, el Pueblo Elegido, representado
principalmente por las autoridades, se cierran más y más al mensaje de Jesús,
rechazando así el Reino de los Cielos.
1.—LA PARABOLA
"Porque, semejante es el Reino de los Cielos a un hombre, señor
de casa, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. Habiéndose
ajustado con los obreros en un denario al día, les envió a su viña": w. 1-2. La comparación está no en el
Reino y el propietario, ni en el Reino y los viñadores, sino en el momento de ajustar las cuentas: cfr Mt 6,2.5.16; 18,23ss; 24,45ss; 25,14ss; Lc 12,42ss; 16,2; 19,12ss. Siendo así, la parábola se sitúa en una perspectiva escatológica.
El señor sale "al amanecer" en busca de obreros. Los encuentra, como acaece todavía en los países orientales, en las pequeñas plazas de la ciudad. Hacen un contrato verbal por un denario al día: paga normal de un jornalero.
"Salió luego hacia la hora tercia y,
al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: 'Id también vosotros
a mi viña y os daré lo que sea justo'. Y ellos fueron": vv. 3-5a.
La hora "tercera"
es alrededor de las 9
de la mañana. Los obreros que aún no han sido solicitados para trabajar,
permanecen en la plaza en espera de que alguien los llame. El señor les dará lo
que sea "justo": esto es, algo menos de un denario, pues ya las horas
del día van avanzando.
" Volvió a salir a
la hora sexta y a ¡a
hora nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar
a otros que estaban allí sin trabajar, les dice: '¿Porqué estáis allí todo el
día sin hacer nada?' Dicenle: 'Es que nadie nos ha contratado'. Díceles: 'Id
también vosotros a mi viña' ": vv. 5b-7.
El señor volvió a salir en busca de
trabajadores a las 12 del día y a las 3 de la tarde. Inclusive, a las 5 de la
tarde, una hora antes del término de las labores, quiso contratar a algunos
pobres hombres que habían permanecido todo el día en la plaza sin trabajar. La
pregunta "¿Por
qué estáis allí todo el
día sin hacer nada?" Incluye cierto reproche. Y la respuesta "Porque nadie nos ha
contratado", si
es una excusa valedera, hace traslucir también la indiferencia o indolencia
característica de algunos orientales.
El empeño del propietario por buscar obreros durante todo el día
revela que el trabajo en la viña era urgente: si era primavera, el trabajo era
de escardar las tierras; si era otoño, el trabajo era la vendimia.
"Al atardecer dice el dueño de la
viña a su administrador: 'Llama a los obreros y págales el jornal, empezando
por los últimos hasta los primeros'": v. 8.
Según la Ley: "No detendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente": Lv 19,13; cfr Dt 24,14-15, la
distribución tiene lugar al atardecer. La orden de "comenzar por los últimos hasta los
primeros" significa
que es voluntad particular del dueño dar a todos la paga completa, incluyendo a los que sólo trabajaron una o tres
horas, o todo el día. Esta manera espléndida de obrar puede parecer insólita, y
por eso el dueño manda al administrador que pague el salario empezando por los últimos. La frase "comenzando por" no contiene necesariamente una inversión
en el orden, sino puede significar simplemente que los últimos deben ser
incluidos en la misma paga: cfr Jn 8,9; Lc 23,5 (?). "Contratando hasta la tarde a obreros sin trabajo y
dándoles a todos el jornal completo, el dueño de la viña da pruebas de bondad
que sobrepasa la justicia, sin lesionarla por lo demás" (BJ).
"Vinieron, pues, los de la hora
undécima y recibieron un denario cada uno. Cuando les tocó a los primeros
pensaron que cobrarían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno.
Y al tomarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: Estos últimos no han
trabajado más que una hora y les pagas como a nostros que hemos aguantado el
peso del día y el calor'": vv. 9-12.
Esperando recibir más, los obreros de la
primera hora recibieron, sin embargo, la paga reglamentaria de un día: un
denario. Lo aceptan y no lo rechazan. En oriente es fácil ver el rechazo del
dinero con la esperanza de recibir más. El reclamo no carece de insolencia.
Los obreros se sienten heridos de injusticia: ellos han trabajado las doce
horas del día, los otros sólo una hora; ellos han soportado el peso del calor
del medio día, los otros han trabajado solo al fresco de la tarde. Por lo
tanto, creen tener derecho a una paga mayor.
"Pero él contestó a uno de ellos: 'Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete.
Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo
hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?'
": vv.
13-15.
"Amigo". Esta expresión sirve para dirigirse a un desconocido; Mateo la emplea
en otras dos ocasiones: 22,12 y 26,50, y en los tres casos, el interpelado no
tiene la razón.
El señor no ha cometido ninguna injusticia, ha cumplido con lo convenido e invita al obrero a tomar lo que es suyo y marcharse. El, por su parte, quiere mantenerse en su decisión generosa: ¡quiero dar a este último como también a ti! ¡Si la justicia no queda lesionada, ¿quién jo qué podrá impedir obrar así? ¿No le es lícito obrar en sus cosas y en su casa como se le antoje? ¿Acaso por ser yo bueno, se levante en tí un sentimiento de envidia? O simplemente: ¿estás envidioso porque yo soy bueno? Advertencia severa que invita al examen de conciencia y al arrepentimiento...
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 117-120 Instituto de Pastoral Biblica. México, 201