Además de cuatro parábolas propias del Evangelio
de Mateo, consignadas ya en el Discurso de las Parábolas: Mt I3, el primer
Evangelio nos proporciona otro material que le es exclusivo. Son seis parábolas
que cada quince días.
I — EL
SIERVO MALVADO: Mt 1 8,23-35.
La parábola del siervo malvado, sin misericordia
ni caridad, es el último pasaje que cierra el Discurso
Eclesiástico, dirigido a los Jefes de la Comunidad Cristiana: Mt 18. No se trata, pues, sólo del ejercicio del perdón entre iguales, sino también, y tal
vez en primer lugar, del perdón que un superior debe otorgar al inferior.
l.—LA PARABOLA
"Por eso el Reino de los Cielos es semejante
a un rey que quiso ajustar cuentas con sus
siervos": v. 23.
Nuevamente lo que está en juego es el Reino de los Cielos. Este es semejante a un rey. . . En realidad, la
relación está no tanto con el rey, cuanto con la conducta que hay
que observar para conseguir entrar en el Reino.
Es de notar que sólo aquí el personaje es
presentado como rey; en lo sucesivo sólo se hablará de él como de "un señor". Ya sea que el título regio
sea original, o sea adaptación del Evangelista, la parábola se comprende bien si se trata de un personaje constituido en gran poder.
Los siervos no son simplemente esclavos. El término "siervo" se aplica a funcionarios importantes de un soberano. Se trata, por tanto, de gobernadores, ministrosa, altos oficiales, a quien el rey va a pedir cuentas.
El Deudor de 10.000 tolentos: vv. 24-27.
"Le
fue traído uno que le debía 10.000
talentos": v. 24
La cifra 10.000 era la unidad mayor empleada para
contar, y el talento la unidad más grande tratándose de cambios monetarios. Un
talento era un peso de 34.272 kg. y equivalia a 6.000 denarios, siendo un
denario la paga de un jornalero. La deuda era, pues, de 60.000.000.
Suma gigantesca, la mayor que se podía imaginar.
Deuda fuera de toda posibilidad para ser pagada. Según Flavio Josefo. Arquelao
pagaba como tributo 600 talentos.
Esta magnitud contrastará con la suma
insignificante de 100 denarios que a este funcionario le deberá un compañero:
v. 28.
"Como
no podía pagar, ordenó el
señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se
le pagase": v. 25.
La Ley judia no permitía la venta de la esposa, y
un Israelita sólo podía ser vendido si había robado y no podía restituir: Ex
22,2. En estas circunstancias, el rey de la parábola era imagen de un
extranjero. Es evidente que la deuda era impagable aun con la venta de todo
cuanto poseía el siervo.
"Entonces
el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: Ten paciencia conmigo, que
todo te lo pagaré'. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó
marchar y le perdonó la deuda": vv.
26-27.
La postración era la acittud más humilde para
implorar misericordia. El siervo piensa, en su aflicción, que podrá cubrir la
deuda. El rey, conmovido, va mucho más allá de la petición de su siervo; y, en
su gran corazón, no sólo le concede tiempo, sino que le perdona todo.
El Compañero que debe 100 denarios: vv. 28-30.
"Al salir de allí aquel siervo se encontró
con uno de sus compañeros, que le debía 100
denarios, le agarró y, ahogándole, le
decía: 'Paga lo que debes'. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba:
'Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré'. Pero él no quiso, sino que fue y le
echó a la cárcel, hasta que pagase lo que debía": vv. 28-30.
Una deuda de 100 denarios es nada en comparación
de la exhorbitante suma de ¡10.000 talentos! Además, 10.000 talentos eran una
cantidad imposible de pagar, en tanto que 100 denarios era una suma pagadera,
aun cuando se tratara de un pobre subalterno.
El funcionario se porta con insolencia, sin el
menor humanismo y, sin acceder a la súplica de su compañero, lo arroja a la
cárcel.
La tortura sin fin para el siervo malvado: vv. 31-34.
"Al ver sus compañeros lo ocurrido, se
entristecieron mucho y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor
entonces le mandó llamar y le dijo: 'Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda
aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu
compañero, como también yo me compadecí de ti?' Y encolerizado su señor, le
entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía": vv. 31-34.
Los siervos son también altos funcionarios que,
llenos de pena, dan al rey aviso de todo lo sucedido.
El argumento del rey es tan claro y tan
persuasivo, que no admite ni réplica, ni comentario.
El castigo que inflige el rey es implacable. La
tortura era desconocida para la Ley judía. No bastaría torturarlo una o varias
veces, sino cuanto fuera necesario hasta que pagara la deuda. Como ésta por su
magnitud es impagable, el
castigo es sin fin.
La conducta divina: v. 35.
"Así también mi Padre celestial hará con
vosotros, si no perdonáis cada uno a su hermano, del fondo del corazón": v. 35.
Mí compañero en la comunidad cristiana no es para
mi solamente un compañero de oficio, o un amigo, sino que es "mi hermano", como hijos de
un mismo Padre.
El perdón debe ser, no de labios para
afuera, sino sincero y profundo, brotado del corazón.
2.- SENTIDO Y ALCANCES DE LA PARABOLA
Las
lecciones que brotan de la parábola son claras:
* Dios es un rey de corazón magnánimo, cuya
indulgencia y misericordia son tan grandes que perdona enormes deudas que el
hombre tiene con él y que jamás le podría pagar.
* Pero, si tal es la conducta divina, el hombre
deberá también tener misericordia con "su
hermano" y perdonarle con
sinceridad de corazón las pequeñas
deudas que tenga con él: cfr
Mt 6.14.
* "La grande misericordia de Dios respecto de
nosotros es la mejor exhortación a la indulgencia. Es éste el elemento nuevo de
la enseñanza de Cristo" (Lagrange).
Actualidad y
Escatología
La
parábola combina dos perspectivas: el momento presente y la suerte definitiva;
la conducta misericordiosa de Dios que perdona cuando el -hombre le implora
humildemente: v. 27, y su juicio último que establece al hombre en una
situación para siempre: v. 34. Se trata de una condenación perpetua pero ésta
no ha tenido lugar sino después de la conducta malvada de un individuo en el
campo del perdón, de la misericordia y de la caridad.
Para
el Judaismo contemporáneo de Jesús, "Dios gobierna al mundo sirviéndose
de dos medidas: la de la misericordia y la del juicio; pero al final de
los tiempos sólo empleará la medida del juicio.
Jesús no piensa así. El sabe que también, en el
último dia, Dios empleará la medida de la misericordia, pero ésta estará
condicionada a la práctica que de la misericordia y del perdón haya hecho el
hombre durante su vida.
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 113-117 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 113-117 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011