LA PARÁBOLA EN LA REDACCIÓN DE MATEO
"Entonces
el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en
la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias y cinco
prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de
aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las
alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a
media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su
encuentro!'. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus
lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: 'Dadnos de vuestro aceite, que
nuestras lámparas se apagan'. Pero las prudentes replicaron: "No, no sea
que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los
vendedores y os lo compréis'. Mientras iban a comprarlo, llegó- el novio, y las
que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la
puerta. Más tarde llegaron los otras vírgenes diciendo: "¡Señor, Señor,
ábrenos!' Pero él respondió: 'En verdad os digo que no os conozco'. Velad,
pues, porque no sabéis ni el día ni la hora".
Colocada en el Discurso Escatológico: Mt 24-35,
la parábola de "las Diez
Vírgenes " está relacionada
directamente con el establecimiento definitivo del Reino de los Cielos, que
seguirá a la Parusía del Señor. Esto aparece claro por varios detalles del
texto:
*
La
partícula "entonces" une la parábola al contexto precedente que habla
de la venida del Hijo del hombre en el
momento que menos se
piense: 24,42.44.50.
*
La
tardanza del novio es una alusión al retardo de la Parusía.
*
La
exhortación final a la vigilancia constante"!Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la
hora! v. 13, es una inclusión semítica que repite las ideas anteriores: 24,42.44.50.
* Los
vv. 11-12 que narran la llegada de las cinco vírgenes locas, después de cerrada
la puerta, quieren expresar la
exclusión definitiva del Reino el
día del Juicio final.
En resumen, en las perspectivas de Mateo, el pasaje de las diez vírgenes es una parábola alegorizada: el novio representa a
Jesús que vendrá para instaurar el Reino di Cielos, asemejado a un festín de
bodas, las vírgenes son símbolo de la Comunidad cristiana primitiva que está en espera de Jesús que tarda en llegar.
Una exhortación en tales circunstancias es
oportuna y necesaria. Hay que estar en vela, pues la Parusía, que se retrasado,
puede estar próxima, y el no estar preparados a la Venida del Señor puede
acarrear la exclusión definitiva a participar del Banquete Mesiánico en el Reino de los
Cielos.
Esta parábola ha sido considerada por algunos
críticos como
'creación alegórica de la Iglesia
primitiva', colocada en
boca de Jesús, con el fin de exhortar a la Comunidad cristiana
a no ser negligente en prepararse para el fin, no obstante
el retardo de la Parusía.
Sin
negar los retoques alegorizantes que la Comunidad cristiana introdujo en la
parábola para aplicarla a sus necesidades pastorales, es del todo verosímil que
la parábola de las vírgenes haya sido pronunciada por Jesús.
Jesús debió, pues, pronunciar su
parábola, partiendo de la manera de celebrar una fiesta de bodas.
* El
Reino de los Cielos, dice Jesús, es semejante a diez vírgenes. En realidad, la
comparación Reino estará, no con las vírgenes, sino con la llegada repentina del novio, para la que hay que estar preparados.
* Las
diez vírgenes son las jóvenes amigas de la esposa. La cifra Io es
un número redondo que no hay que urgir, como tampoco la calidad de 'vírgenes'.
Cinco eran "prudentes". Tenemos aquí nuevamente
ese adjetivo que indica la cualidad de percibir la importancia del momento: cfr
Mt 7,24; 10,16; 24,45. A ellas se oponen cinco "necias", locas,
atolondradas, que no se dan cuenta de lo trascendental de una situación. Y por eso, mientras que las prudentes,
junto con sus lámparas llevan provisión de aceite en alcuzas,
las atolondradas sólo toman las lámparas.
*
El
esposo tardaba, y las vírgenes se amodorraron y dormitaban. Y sucedió lo que ya
se preveía. El esposo llegó de repente. Un mensajero gritó: "¡He aquí al novio:
salid a su encuentro!". Las
vírgenes prudentes pusieron en orden sus lámparas. Pero a las vírgenes
atolondradas les había faltado previsión y, a la llegada del novio, no estaban preparadas. Fueron a media noche! a comprar
aceite. Llegó el esposo y se cerró la puerta. Y comenzó la fiesta.
* Finalmente
llegan las vírgenes atolondradas y dicen "¡Señor.
Señor: ábrenos!" Y él
responde: "En verdad os
digo: ¡No os conozco!" Esta
frase es una fórmula estereotipada para expresar que no se quiere recibir a una
persona. La severidad del rechazo puede comprenderse mejor si las vírgenes de
la parábola eran muchachas de servicio de la casa paterna de la novia
(Jeremías, p. 175).
El verso 13, exhortación a la vigilancia, debe
ser una adición posterior, pues lo criticable no es que estuvieran dormidas,
sino que no estuvieron preparadas. Una falta de previsión.
¿Qué quiso expresar Jesús con su parábola?
La
parábola de las diez vírgenes es una parábola de crisis. El acento está en la preparación que se debe tener ante un
acontecimiento importante, cuyo momento de realización no se
conoce.
Jesús
ve y siente la crisis religiosa que vendrá de un momento a otro. El Reino de
Dios ha llegado, pero ¡el Pueblo elegido
lo rechaza! " ¡El Novio llega! ¡Salid a su encuentro!" es un
grito de alarma y una invitación urgente a estar prepaados. Esta
parábola es paralela a la del
ladrón nocturno: Mt "4, 43-44; y a la del siervo fiel y prudente: Mt
24,45-51.
La Iglesia primitiva, al alegorizar la parábola de Jesús, no tergervirsó
su pensamiento, sino que imprimió en la parábola una nueva actualización,
prolongando las intenciones del fundador.
La primera crisis, provocada por Jesús en su
Pueblo, había pasado. Ahora, la
Iglesia se encontraba en otra situación: se hallaba pendiente de la Venida del
Señor. Debía, por tanto, insistir en una vigilante espera. Para ello tomó la parábola primitiva y le dio el
enfoque que ahora encontramos en el texto de Mateo.
La Iglesia de hoy. La parábola de Jesús, en su tenor primitivo y en
las perspectivas de Mateo, conserva todo su valor para la Iglesia actual. Todos los cristianos debemos vigilar y estar
preparados para nuestro encuentro personal con Cristo, el día trascendental de
nuestro paso a la vida futura.
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 145-147 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011