Es un hecho evidente que Mateo amplificó (o encontró ya amplificada) la parábola del
gran festín, con el fin de aplicarla al Reino de los Cielos inaugurado por
Jesús, ofrecido al Pueblo Judío y por ellos
rechazado, y dado finalmente a los Gentiles.
Pero los retoques y amplificaciones no acabaron allí. El redactor de
Mateo encontró en la tradición evangélica otra parábola que por su contenido
cuadraba en el contexto del banquete regio, y la adaptó como parte final del
pasaje. En Lucas y en Tomás no se encuentra esta adición.
1.—LA
PARABOLA PRIMITIVA
Muy probablemente esta pequeña parábola
tenía como introducción lo que leemos en 22,2:
"El Reino de los Cielos se ha
asemejado a un Rey que hizo las Bodas a su hijo...
Habiendo, pues, entrado el Rey a ver a los comensales, miró allí a un hombre
que no vestía traje de boda...": 22,2.11.
Era costumbre que, en un banquete, el rey
no comiera con los invitados; sólo se presentaba para saludarlos. El vestido
de boda que debían llevar los comensales no era un vestido especial, sólo se
requería que estuviera limpio.
Y le dice: "Amigo, ¿con qué derecho has entrado
aquí sin tener vestido de boda?"; v. 12.
El calló. Su silencio nos impide saber la
causa de su descortesía. ¿No sería invitado? ¡Sí! Era invitado, pero fue indolente
en arreglarse. La convocación a la fiesta le llegó antes de lo que pensaba y lo
encontró desprevenido, y así se presentó.
"Entonces dijo el Rey a los ministros: 'Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de los
dientes'": v.
13.
La parábola es "una parábola de atención a la hora del llamado divino". El
llamado puede llegar a cualquier momento. Es una parábola escatológica
individual. Hay que estar preparados para no correr el riesgo de ser arrojados
fuera ...
¿En qué pensaba Jesús al referirse al traje limpio, condición para
participar en la fiesta nupcial?
En Is 61,10 Dios viste al redimido con un
traje nupcial de salvación y de justicia. El Apocalipsis habla del vestido
escatológico, un vestido blanco, símbolo de victoria y de gloria, que llevarán
los inscritos en el Libro de la Vida: 3,4.5.18. Vestir así es tener derecho a
formar parte de la Comunidad redimida.
Jesús habló de la edad mesiánica como de
un vestido nuevo: Mc 2,21, y comparó el perdón con el vestido nuevo con que el
padre cubrió al hijo pródigo: Lc 15,22.
Así pues, Dios ofrece el vestido limpio del perdón,
de la justicia y de la salvación. Póntelo hoy mismo. ¡No dejes pasar el
momento!
2. —LA PERSPECTIVA PROPIA DE MATEO
El Reino de los Cielos ha abierto sus
puertas a todos, sin discriminación alguna: a buenos y malos: v. 10. A la Iglesia
se entra por el bautismo. Pero esta liberalidad divina ¿dispensará al creyente
de toda responsabilidad moral? De ninguna manera.
El cristiano debe vestir su traje limpio
para poder permanecer y participar en el gran Banquete Mesiánico de la vida
futura. De otra manera, corre el riesgo de incurrir en la condenación eterna,
figurada por "la
tiniebla exterior donde será el llanto y el rechinar de los dientes".
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 124/125 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 124/125 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011