La parábola de "La
dracma perdida", propia
de Lucas, es paralela en su mensaje a
la de "La oveja perdida".
"¿Qué mujer que tiene diez dracmas,
si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra. Y cuando la encuentra convoca a
las amigas y vecinas,
diciendo: 'Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma
que había perdido?'": vv.8-9.
La "dracma", moneda griega, equivale
al denario romano. La mujer tiene diez dracmas. Es
todo su haber'- Es
una mujer pobre. Es costumbre entre las mujeres árabes
adornar el velo que cubre la cabeza con un cerco de monedas. En ocasiones, son
todas sus reservas. Nunca dejan ese velo, ni para dormir.
Pierde una dracma y prende una lámpara y barre
la casa y
la busca con empeño
hasta encontrarla. La casa consiste en una sola
habitación pequeña. Es oscura y sin
ventanas, y
por eso tiene que
encender una lámpara.
Habiendo encontrado la dracma, llama a
sus amigas y
vecinas, no para
ofrecerles algo, sino para participarles su alegría.
Aplicación: "Del mismo modo, os digo, se alegran
los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta": v. 10.
"Los ángeles de Dios" es una circunlocución para designar al mismo Dios.
Con esta parábola,
Jesús quiere justificar su conducta hacia los pecadores. Si va a ellos es
porque sabe que su conversión causa un gozo especial a Dios, y siendo él su
representante, participa también de esa íntima alegría divina.
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 156-157 ISE. México, 1992.