Esto es muy importante,
profundo y grandioso, la Iglesia nace de
la Palabra proclamada, no de labios silenciosos. Si Jesús, Palabra de Dios
no hubiera predicado, no hubiera fundado la Iglesia. Si los Apóstoles, aún
habiendo recibido el Espíritu Santo, se hubieran quedado callados, no hubiera
nacido la Iglesia. Si ustedes que están aquí para aprender la Palabra de Dios,
no la proclaman, se quedan espiritualmente como madres estériles.
Perdón por lo fuerte la
fuerte expresión. Pero si habiendo
estudiado escuchado, acogido y proclamado al nivel que ustedes quieran, la
palabra de Dios, su fecundidad espiritual será enorme.
Podemos hablar de la
Palabra de Dios en tres niveles:
1.
Jesús la gran Palabra
enviada por Dios Padre al mundo para que esa palabra encarnada hablara con
labios humanos a los humanos.
2.
Dios ha querido que la
palabra viva brotada de labios humanos, haya quedado consignada por escrito,
esa palabra de Dios, quedó consignada por escrito porque el E. S. hizo escribir
a los que compusieron estos libros. Este libro (la Biblia) es la Palabra de
Dios escrita. Palabra de Dios, porque fue escrita por una especial intervención
del Espíritu Santo que llamamos la inspiración escriturística”.
3.
La Palabra acogida no como
Palabra de hombre , sino como es en verdad Palabra de Dios: 1Ts 2,13.
San Pablo escribió en un texto importantísimo (1ª.
Tes. 2, 13)Este primer escrito, el más antiguo del Nuevo Testamento quiere
decir, que antes de esta 1ª. Carta a los Tesalonicenses, no existían ni el
evangelio de Marcos, ni de Lucas, ni de Mateo, ni de San Juan, ni las otras
epístolas, antes de la Primera a los Tesalonicenses, no existía ningún libro
del Nuevo Testamento.
Era
el año 51 de nuestra era, habían pasado 21 años de la muerte de Jesús, Los
Apóstoles y los primeros discípulos de los Apóstoles, se habían regado por el
imperio romano para proclamar la Palabra, no escrita, del Nuevo Testamento,
porque no existía, sino la Palabra que había escuchado de generación en generación,
que habían escuchado palabras originarias de Jesús. Pablo entonces, no abría la
Biblia en el Nuevo Testamento para hablar de Jesús, no había ningún libro del
Nuevo Testamento. Hablaba de Jesús y de las exigencias de la vida de Jesús. De
seguirlo como maestro.