domingo, 22 de marzo de 2015

7. El endemoniado de Gerasa (Mc 5,1-20; Mt 8,28-34; Le 8,26-39).

El endemoniado de Gerasa (Mc 5,1-20)

La historia literaria de este relato es muy compleja. Muy probablemente ya en Marcos se han fusionado dos relatos diferentes: un exorcismo y el episodio de los puercos. Aquí nos centraremos en la primera parte, el exorcismo.
Además conscientes de la importancia los problemas literarios del relato, es lícito, sin embargo, tratar de recoger, en una lectura sincrónica, el mensaje que el último redactor quiso comunicar en este sorprendente milagro de Jesús, que pone de manifiesto, en defintiva, la decisiva y escato-lógica confrontación entre Satanás, opresor del hombre, y Jesús, el salvador y liberador universal de la humanidad.
5,1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.
Jesús ha tocado por primera vez tierra de paganos. Es la orilla oriental del Lago, en el territorio de la Decápolis (v.20). La Decápolis era un conjunto de diez ciuda­des, situadas en su mayor parte al este y sudeste del Jordán, que gozaban de ciertos privilegios políticos desde tiempos de Pompeyo. Es natural que Jesús se enfrente de inmedia­to con los demonios, pues es un territorio que, se diría, les pertenece.

9   Y le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?" Le contesta: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos ". 
10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
Jesús pregunta al demonio su nombre. Conocer el nombre de otro es tomar posesión de él, y dar el propio nombre es entregarse. El nombre del demonio es "Le­gión, porque somos muchos". La palabra latina pertenece al vocabulario militar y evoca la idea de ejército, de domi­nio, de lucha, de guerra, de confrontación. En el lenguaje común, el término "legión" parece haberse convertido en un proverbio pata indicar "multitud".
Los demonios —Legión— no quieren irse de la región, que consideran hasta ese momento como su pro­pio ambiente y su propio territorio. Pero reconocen que Jesús es más poderoso que ellos, y que tiene también derecho sobre esas tierras. En Lucas 8,31 los demonios le piden que no los arroje "al abismo", esto es, a las profun­didades de la tierra, que son su mansión normal y defini­tiva (Ap 9,1-2.11; 11,7; 17,8; 20,1.3).

Desenlace de la historia: v. 18-20. 

18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía, estar con él. 19 Pero no se lo concedió sino que. le dijo: "Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti". 20 El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravilla­dos.

Muy probablemente la historia primitiva, por lo que toca a aquel hombre liberado por Jesús, se desarrollaba de la siguiente manera:
lº El relato contaba el exorcismo que Jesús había realizado en la zona de Gerasa. 2º El ex-endemoniado pide a Jesús el privilegio de ser admitido entre el grupo de los discípulos.  Jesús rehúsa probablemente por los orígenes paganos de aquel hombre. No ha llegado todavía el momento, en su plan de salvación y de evangelización, de abrirlas puertas a los gentiles. 4º Sin embargo, hay una manera fundamental para anunciar el Evangelio: procla­mar, predicar, anunciar entre los propios el testimonio personal de lo que el Señor, en su misericordia infinita, ha hecho por nosotros. Así, el ex-endemoniado permane­ce en su tierra como precursor de la misión cristiana entre los gentiles.
Jesús ya puede atravesar de regreso el lago. Se diría que ha ido a tierra de gentiles para implantar allí el Reino de Dios, echando fuera los demonios, liberando al hom­bre terriblemente oprimido y dejando ya en esa región de paganos un evangclizador, que pueda contar la misericor­dia que Dios le ha hecho a través de Jesús.

ACTUALIZACION

Jesús, Hijo de Dios Altísimo: Tú, que has venido para liberar al hombre no sólo de todo mal, sino de la raíz misma de sus males: ¡Establece en nosotros, con el poder de tu Espíritu, el reinado de Dios; y expulsa todo imperio de Satanás! Libéranos totalmente, Señor; y envíanos a proclamar por todas partes las maravillas que has hecho con nosotros y la compasión que nos has tenido. Amén.

domingo, 8 de marzo de 2015

6. La tempestad calmada (Mc 4,35-41; Mt 8,23-27; Lc 8,22-25)

Mc 4,35-41

35 Este día, al atardecer, les dijo: «Pasemos a la otra orilla.» 36 Despidieron a la gente y le llevaron en la barca, tal como estaba. Otras barcas iban con él. 37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que estaba a punto de anegarse. 38 Él se encontraba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» 39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Entonces les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «¿Quién es és éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»

Reflexiones
lº A la inversa de otros milagros, el de la tempestad calmada no intenta suscitar la admiración ante las obras de Dios, sino que se interesa directamente por una mani­festación de Jesús. En el AT, sólo Dios tiene poder sobre el viento y el mar (Sal 65,8; 89,10; 107,25.29; Jb 38,8-11; 2M 9,8). Pues bien, Jesús, al ordenarles silencio y quietud, actúa como el mismo Dios.
Este tema es expuesto particularmente por Marcos, quien traspone a Jesús las expresiones que se aplican a Dios en el Salmo 107,29; cf Mc 4,39. Esta trascendencia de la acción de Jesús obliga a los discípulos, como actualmen­te al lector del relato, a preguntarse sobre la identidad de este misterioso personaje: ¿Quién, pues, es éste?
2º El relatoo de la tempestad en Mateo recuerda la historia de Jonás 2,1. En la Biblia, las aguas, que frecuentemente se tragan al hombre, son a menudo símbolo de la muerte (Jon2, 6-7; Sal 42,8;etc.) En este contexto, es fácil pensar en que Jesús, dormido y luego despierto, muerto pero después resucitado, tiene poder sobre las potencias de la muerte y concedea los hombres liberarse de la muerte total y definitiva.
3º Este pasaje evangélico es una intensa catequesis sobre la fe. Los discípulos son invitados a permanecer en la fe en Jesús, suceda lo que suceda, sobre todo ante la muerte; y a confiar en él como en Dios mismo para ser salvos. Marcos y Lucas invitan a pasar de la ausencia de fe a la fe; en tanto que Mateo anima a crecer de una fe inicial a una fe perfecta.
           4e Estos énfasis cristológicos, soteriológicos y catequéticos que emergen del relato de la tempestad calmada enriquecen el tema eclesiológico sobre la Iglesia comparada con una Nave a la que Jesús guía y defiende, aun cuando: parezca ausente o dormido (Tertuliano). Mateo y Lucas favorecen este rico simbolismo al no mencionar las barcas sino sólo la de Jesús, en la que van sus discípulos(Mt 8,23; Lc 8,22; cf Me 4,36).

                                         ACTUALIZACION

                                                                               Maestro bueno, Jesús: 
                                                                      Descansa tranquilo en nuestra barca.
                                                                       Duerme a gusto y sosegadamente.
                                                                    Queremos ofrecerte un poco de reposo. 
                                                                   Que contigo se esfuman nuestros miedos.
                                                                       ¿Cómo no vamos a tener fe en ti? 
                                                           Y cuando surja de improviso peligrosa tempestad
                                                       ¡despierta , Señor, y sosiega , con tu palabra y soberana, 
                                                                   los vientos impetuosos y las olas del mar,
                                   por donde cruza la frágil y pequeña nave de nuestra vida!
                                                                       Amén.