jueves, 15 de septiembre de 2016

Aparición de Jesús y la pesca milagrosa (Jn 21,1-14).

El capítulo 21 del evangelio de Juan es considerado como un apéndice a la obra. La narración presenta una estructura característica del Cuarto Evangelio, por lo cual la autenticidad juánica está fuera de discusión.
Sin embargo, este acontecimiento presenta un deli­cado problema de crítica literaria e histórica, debido a las semejanzas que existen entre este pasaje del evangelio de Juan y la pesca milagrosa narrada por Lucas en 5,1-10. Los estudios críticos invitan a mantener el hecho como un acontecimiento postpascual ya ver en el relato lucano una cristofanía, colocada anticipadamente como una narra­ción vocacional.
En el relato podemos descubrir una estructura en cuatro escenas.
1 En el mar de Tiberías (v.1-3).
21.1 Después de esto, se manifestó de nuevo Jesús a los discípulos en el mar de Tiberías. Se manifestó así. 2 Estaban juntos Simón-Pedro y Tomás, el llamado Mellizo, y Natanael de Caná de Galilea, y los dos hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3Díceles Simón-Pedro: "Voy a pescar”. Dícenle: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y subieron a la barca y en aquella noche nada cogieron
El mar de Calilea, así como había sido el teatro de la primera actividad de Jesús (Mc 1,16-20), es ahora el lugar de la última aparición de Jesús a sus discípulos en el evangelio de san Juan. Siete discípulos se encuentran reunidos: Simón-Pedro, Tomás, Natanael, Santiago, Juan y otros dos anónimos. A iniciativa de Pedro van a pescar. Han pasado la noche en la tarea, pero sin resultado alguno.
Varias consideraciones:
a)   El evangelista no había dicho cuándo regresaron de Jerusalén esos discípulos, ni por qué se encuentran ahora reunidos en Galilea. Lo que le interesa es contar que fueron a pescar, pero que nada lograron.
b)  ¿Habían y a vuelto los discípulos a su antiguo trabajo? o ¿estarían todavía esperando algo de Jesús, que había muerto, pero a quien han visto vivo en algunas ocasiones?

c) El número de discípulos es siete. No sería extraño que el evangelista haya querido ver un simbolismo en esa cifra. Juan no desaprovecha las oportunidades, y ésta puede ofrecerle un detalle elocuente. El siete simboliza perfección, plenitud, totalidad. Además, Simón Pedro es el dirigente del pequeño grupo. Es ya como una iglesia en miniatura: allí está Simón-Pedro, hay representantes de los Doce, y también se encuentran otros discípulos.
29 La pesca milagrosa (v.4-6).
4 Siendo ya de mañana, se presentó Jesús en la ribera. Sin embargo, no sabían los discípulos que era Jesús. ' Díceles Jesús: "Muchachos, ¿no tenéis algo que comer? Le respondieron: "No". 6 Pero él les dijo: "Lanzad la red hacia la parte derecha de la barca y encontraréis ". Lanzáronla, pues,y ya no podían jalarla por la multitud de los peces.

El estilo teológico de Juan se revela en la frase "no sabían que era Jesús". Como María Magdalena, ahora los discípulos no reconocen a Jesús (20,14). María lo recono­ció por una palabra: "¡Mariám!", ahora el discípulo a quien Jesús ama lo reconocerá por un prodigio.
Para reconocer a Jesús, que ya no es de este mundo, pero que vive y ha subido a su Padre, se requiere siempre una superación en el orden del conocimiento. Jesús resu­citado sólo puede ser objeto de fe. Sin embargo, un detalle de tipo sensible, que bondadosamente él quiera dar, pue­de servir de instrumento y punto de partida para subir al nivel de la fe.
La pregunta del desconocido: "¿No tenéis algo que comer? "suponía ya una respuesta negativa; pero a la suge­rencia de aquel hombre, los pescadores acceden con sencillez y lanzan la red. La pesca resultó tan prodigiosa, que no podían jalar la red a causa de la multitud de peces.
3° "¡Es el Señor!" (v.7-8).
7 Dice luego a Pedro el discípulo aquel a quien amaba Jesús: "¡Es el Señor!". Entonces Simón-Pedro, habiendo oído que era el Señor, se puso su vestido, pues andaba desnudo, y se arrojó al mar. 8 Los otros discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red de los peces, pues no estaban lejos de la tierra, sino como a doscientos codos.
Nuevamente aparecen aquí Simón y el discípulo a quien Jesús ama (Jn 13,23; 20,2). Aquel se caracteriza por su impetuosidad y su entrega; éste por su fina e intuitiva percepción de Jesús. Simón-Pedro se lanza al mar querien­do llegar cuanto antes a donde estaba Jesús. Al discípulo amado le basta una sola mirada y conoce por intuición que es el Señor. La barca estaba a unos 90 metros de distancia.