jueves, 29 de septiembre de 2016

Aparición de Jesús y la pesca milagrosa (Jn 21,1-14) (2a.parte)

4  En la playa (v.9-14).
9 Cuando descendieron a tierra, ven puestas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.10 Díceles Jesús: "Traed los peces
que cogisteis ahora". 11 Subió entonces Simón-Pedro y sacó la red a la tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, siendo tantos, no se rompió la red.
A primera vista, el relato ofrece solamente el recuer­do de un gran prodigio. Pero, en la mente de Juan, esa pesca milagrosa es un poderoso y elocuente "signo", a la manera de los siete que ha consignado en la primera parte de su evangelio.
¿Cuál es el simbolismo que allí se encierra? Este brota del análisis de los elementos del relato, y éstos son tres: Simón-Pedro, los ciento cincuenta y tres peces, y la red que no se rompió.
a)  Simón-Pedro es el personaje principal.
El hizo la invitación de ir a pescar y él vigiló el trabajo nocturno; ahora él dirige la faena, se arroja al mar y saca la red con los pescados capturados.
b)  Los ciento cincuenta y tres grandes peces.
Ante todo, son peces buenos que valen la pena, pues se les llama "grandes". Y a la calidad se añade la cantidad. En la cifra ciento cincuenta y tres debe esconderse con toda probabilidad un simbolismo, pero que no es fácil descifrar. Entre muchas y diferentes hipótesis, he aquí dos posibilidades:
   Los zoólogos griegos decían que 153 eran todas las clases de peces. Es pues, una cifra símbolo de totalidad.

   Por otra parte, la cifra 153 es la suma de los 17 primeros números: 1+2+3+4+5+6+7+8+9+10+11+12+13+14+15+16+17 = 153. Y 153 puntos se pueden acomodar en forma de un triángulo equilátero con 17 puntos en las líneas base. Es, pues, un número de especial interés geo­métrico, un número triangular, a partir del número uno hasta el 17, número primo. Es una figura geométrica que indica cohesión, totalidad, plenitud y perfección. No cabe un punto más. Además, 17 es la suma de los cinco panes.
y los doce canastos de fragmentos recogidos cuando la multiplicación de los panes.
c) La red es única y no se rompió.
En el relato de la pesca milagrosa que ofrece Lucas, las redes se rompían y las barcas eran dos (Lc  5,6-7).
El simbolismo encerrado en este signo de la "pesca milagrosa" en san Juan parece ser: La gran pesca espiritual que los discípulos harán en el próximo futuro. Será una pesca posible, porque intervendrá Jesús: sin él nada es posible (Jn 15,5). Será una pesca bajo la dirección de Simón-Pedro. Será una pesca universal; por eso es capturado un pez de cada especie. Será una pesca perfecta y única; por eso es una red y no se rompe. Una de las notas de la Iglesia es "ser una". Sobre la pesca futura de ­los tiempos mesiánicos había hablado Ezequiel y el mismo Jesús (Ez 47,10; Mt 13,47-48).
12 Díceles Jesús: "¡Ea, comed!". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿ Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. 17 Viene Jesús y toma el pan y se lo da, e igualmente el pez.
Después del prodigio, los discípulos han abierto los ojos de su espíritu y reconocen al Señor. Sin embargo, ese Señor-Jesús, aun cuando es el mismo que conocieron, da la impresión de ser ahora diferente, de ser de otro mundo.
Jesús los invita a comer. Pero hay un detalle curioso. Sólo les ofrece del pez y del pan que él mismo había preparado. ¿Qué" ha pasado con los peces capturados que él les había ordenado traer? La escena sufre, en este-detalle, una ruptura; y era el momento crucial: ¡gozar de los peces ahora mismo capturados!
La solución puede ser ésta:
a) Los peces capturados simbolizan los futuros cre­yentes conquistados para la fe. Por lo tanto, en el "signo" esos peces no están destinados a la manducación. Se diría que la orden de Jesús de traer de los peces es para que también ellos, como creyentes, participen del banquete que Jesús va a ofrecer.
b) Al darles Jesús del pan y del pez que él había preparado, la escena toma otra dirección. Todo comienza a desarrollarse en un ambiente eucarístico, que recuerda la multiplicación de los panes, en la que cinco mil hom­bres fueron alimentados con cinco panes y algunos pececillos, y los discípulos recogieron doce cestos de fragmentos (Mc 6,34-44). Esta eucaristía es como la cele­bración epifánica del Señor resucitado.
En la primitiva iconografía eucarística el pescado sustituye con frecuencia al vino. Sin embargo, no consta que el pescado haya formado alguna vez la materia del sacramento.
El evangelista concluye su relato, escribiendo: "Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos, resucitado de entre los muertos" (v.14).

ACTUALIZACION

Señor Jesús: 
Queremos trabajar en la barca de tu Iglesia para conquistar hombres para el Reino de los Cielos.
 Deseamos realizarlo bajo la dirección de tu Vicario, el Sumo Pontífice.
Guíanos tú, Señor, en esta noble tarea y en esta entusiasmante empresa, pues "sin ti nada podemos hacer". 
Dinos hacia dónde hay que lanzar nuestras redes. Recibe nuestro humilde trabajo y particípanos de tu fecundidad.

Danos mirada limpia para reconocerte, e invítanos a tu mesa para participar en el banquete eucarístico que mismo nos has preparado. ¡Jesús, bendito seas!