"Cuando el espíritu inmundo sale del hombre,
anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; y, al no hallarlo, dice:
'Me volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar la encuentra barrida y en
orden. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se
instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el
principio": Le 11,24-26.
El pasaje del regreso del espíritu inmundo
presenta una ideología marcadamente oriental y eso es una garantía de antigüedad.
Los
dos textos corren al unísono.
* La expresión
"espíritu inmundo" es
sinónimo de "demonio".
* El desierto es el lugar donde habitan los
demonios: Tb 8,3; Mc 5,1s; Mt 4,ls. No encontrando qué destruir, el demonio no
halla reposo, no está contento.
* En la mentalidad oriental, un poseso es la casa
del demonio. "Una casa
desocupada, barrida y adornada" significa
que ha sido preparada para recibir un nuevo huésped.
* "7" es símbolo de perfección. La
posesión por siete demonios más, y peores que el primero, quiere decir que el
estado moral del individuo ha llegado al máximo de su degradación.
* Mateo añade: ¡Esta es la situación de esta
generación perversa!, causada por su falta de fe: 12,38-42.
El
texto evangélico no carece de dificultad. Parece que hay un cierto determinismo
en la situación del individuo: el demonio una vez arrojado fuera, volverá
irremediablemente. ¿Dónde está la eficacia de la virtud de Jesús al expulsar a
los demonios, si éstos van a volver?
El problema se soluciona si vemos en la frase
"y, al llegar encuentra", una oración condicional semítica: "Y si, al venir, encuentra la casa vacía,
barrida y adornada. .."
Así
entendidas las cosas, si el demonio vuelve a tomar posesión de su antigua
mansión, no es por ineficacia de la virtud de Jesús, sino por culpa del
individuo, pues la casa no debe permanecer sola una vez que el espíritu inmundo
ha salido: "Un nuevo señor debe reinar allí, la palabra de Jesús debe ser
su norma de vida y la alegría del Reino de Dios debe invadirla. Debe
convertirse en "morada de Dios en el Espíritu": Ef 2,22 (Jeremías).
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 84-86 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011