Al regresar
del Jordán a Galilea, Jesús llega a Cafarnaúm ("Aldea del
consuelo"), a orillas del lago de Tiberías. Entra en la sinagoga el día
de shabbat, y toma la palabra para comentar la Escritura. Todos los oyentes se
quedan asombrados porque Jesús no se contenta con repetir las enseñanzas que
transmitían los rabinos, sino que interpreta las Escrituras con una autoridad
que le viene —fácilmente se comprende— del Espíritu de sabiduría (Is 11,1-2)
que ha recibido en su bautismo en el Jordán. Es la inauguración de la misión
mesiánica de Jesús.
Es una ¡doctrina
nueva, expuesta con autoridad! Habla con tanta persuasión que su fama
corre luego por toda la comarca.
Expulsión del demonio.
23 Había
precisamente en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se
puso a gritar: 24 "¿ Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de
Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios". 25
Jesús, entonces, le, conminó diciendo: "Cállate y sal de él". 26
Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de
él.
En tiempos
de Jesús, el mundo popular atribuía numerosas enfermedades congénitas,
mentales, corporales, vicios y pecados a la influencia nefasta de los demonios,
llamados "espíritus impuros". Creados por Dios como "espíritus
buenos y puros", se habían convertido en impuros o inmundos por su
rebelión contra Dios. El relato de Marcos presupone simplemente esa creencia
popular.
Esa manera de pensar tenía su
explicación, ya que, al menos en su origen, el sufrimiento, la enfermedad y la
muerte son consecuencia del pecado, inducido en el mundo por el diablo (Gn 3;
Sab 2,23-24; cf Le 13,16).
En este
contexto, si Jesús proclama que "el reinado de Dios ha
llegado", es fácilmente comprensible que también ha llegado el momento de
liberar a los hombres del poder perverso del demonio.
Marcos no
dice cuál era la enfermedad del paciente, sólo subraya el estado de opresión en
que se encuentra y el poder soberano que ejerce Jesús sobre los demonios.
El relato
contiene los cinco elementos de un exorcismo: El encuentro de Jesús con la
persona endemoniada, la descripción de los efectos de la posesión, el
exorcismo, la expulsión del demonio y la impresión causada en los
cincunstantes.
ACTUALIZACION
Jesús Maestro: Queremos escucharte. Háblanos con la
autoridad del Espíritu y con que el Padre te ha ungido. Enséñanos tu doctrina
siempre nueva. Tú, el Santo de Dios, has venido a liberar al hombre, a restaurarlo
y a redimirlo. Echa fuera de nosotros todo lo que no sea tuyo; no nos dejes
caer bajo el dominio del mal, y sobre todo líbranos del Maligno. Amén.