LA PRACTICA DE LOS CARISMAS DEL ESPIRITU SANTO (cont.)
Los carismas que
comunica el Espíritu son innumerables y de diferente naturaleza.[1] Unos manifiestan un carácter de gracia transitoria: por ejemplo, una
visión, una palabra profética, una luz de sabiduría, la obra de una sanación,
una oración en lenguas. Otros se muestran como carismas estables, como son
"algunos ministerios": por ejemplo, el ser apóstol, el carisma
sacerdotal, el ministerio de enseñanza, el matrimonio durante la vida de los cónyuges.
Otros tienen un carácter temporal: por ejemplo, la dirección de una comunidad.Tenemos que
preguntar en oración ¿qué dones, qué carismas, Espíritu Santo, quieres darme
o quisieras darme de aquí en adelante? ¿Cuáles me has dado? Cito, por ejemplo,
la atención a los enfermos que siendo una capacidad y un oficio natural puede
ser sobrenaturalizado. Pienso, por ejemplo, en la atención sacramental a los
enfermos llevándoles la Comunión. Pienso, por ejemplo, en el mundo del
catecismo, comunicación de la fe. Pienso en el mundo de la caridad, cuando uno
se siente atraído y con cualidades para visitar hospitales y visitar
cárceles. Pienso también en el carisma tan delicado de facilidad para atender
a jóvenes, no nada más como equipo de football, sino para llegarles al fondo
de su vida. Pienso también en ministerios tan importantes de personas adultas
que tienen un tacto muy particular para tratar los grandes problemas de la vida
matrimonial: carismas de consejería espiritual. Pienso en los grandes carismas
de la evangelización, de llevar la Palabra de Dios por todas partes, de hablar
de Dios, de
comunicar la paz. El
don de Dios tan importante de comunicar paz, alegría, etc.
En
síntesis, unos carismas edifican la Iglesia en una forma: por ejemplo, los
carismas de gobierno, los carismas de enseñanza y de dirección espiritual, los
carismas de exhortación y de asistencia; otros construyen la comunidad de otra
forma: por ejemplo, los carismas de curación y de milagros. Unos carismas miran
a un estado de vida: el matrimonio, la virginidad, la soltería o la viudez
consagrada. Otros se ordenan a una actividad concreta en el cuerpo de Cristo:
como el presidir, el ejercer la misericordia.
Sin
embargo, lo que tienen en común es que, además de ser un don gratuito de Dios,
todos realizan su función en virtud de una moción positiva, sobrenatural,
actual, del Espíritu Santo, y todos son instrumentos valiosos que él nos
proporciona para cooperar con Dios en la edificación de la comunidad social y
creyente[2].
El apóstol Pablo es
quien más ha tratado de estos dones del Espíritu Santo. En sus listas menciona
carismas de apostolado, enseñanza y gobierno; carismas de conocimiento y de
palabra; carismas de servicio; carismas de poder; carismas de estado de vida,
etc.
El
vocablo "carisma" se registra 17 veces en todo el NT, y 16 de ellas
las encontramos en los escritos de san Pablo.