PRIMERA LECTURA: Jeremías 17, 5-10
EVANGELIO: Lucas 16,19-31
Dos o tres pensamientos a propósito de la liturgia de la Palabra de este día.
El profeta Jeremías nos pone dos ejemplos, o pinta dos situaciones: el hombre que confía en el hombre y el hombre que confía en Dios.
Debo decir que es más fácil psicológicamente que el hombre confíe en el hombre porque lo ve, lo siente, lo escucha, le hace bien. Pienso por ejemplo cuando uno tiene que ir a una clínica, pone su confianza totalmente en el médico que sabe y está cercano, lo asculta, lo siente, y entonces deposita en él su confianza, es fácil confiar en una persona de confianza, pero confiar en Dios a quien no vemos, cuyo destino sobre nosotros no conocemos, que le pedimos una cosa y no nos las da porque no nos damos cuenta que nos da otra cosa.
Entonces para eso se requiere la gran virtud de la fe. Creo en tí Señor y confío en tí. Y pone el profeta un ejemplo campestre muy bonito, "Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto", porque confía en el Señor.
Es una invitación a pedir esa virtud sobrenatural de confiar en el Señor y crecer en la confianza con Él.
Nada más recuerdo esta palabra bien psicológica de Jeremías: "el corazón del hombre es la cosa más traicionera y difícil de curar. SIN COMENTARIOS.
Del santo evangelio dos pensamientos.
- primer pensamiento que nos sirve mucho a la gente que cree que los muertos se le manifiestan, sobre todo en la noche. Dice el evangelio: entre nosotros y ustedes, es decir entre los que han pasado a una vida eterna y nosotros que estamos acá, se abre un abismo inmenso que nadie puede cruzar ni hacia acá ni hacia allá. Así que no tengan miedo pues sus muertitos no se les van a aparecer.
- segundo pensamiento: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto." ¡Que palabra más hermosa para nosotros! Nuestra confianza está en escuchar la palabra de Dios y no solamente en Moisés y en los Profetas sino en mismo Jesús y en la literatura que explican los evangelios que son los libros que le siguen a los cuatro evangelios. Son fuente de salvación, son fuente de vida espiritual, son fuente de dirección espiritual. Si no escuchan a Moisés y los profetas, nosotros decimos si no escuchamos a Jesús en los evangelios y los demás libros de los apóstoles, no haremos caso aún y cuando resucite un muerto.
Ahí la grandeza de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es tan rica que nos da los principios de solución a todas nuestras situaciones existenciales.
Homilía pronunciada por el P. Salvador Carrillo Alday, Ms. Sp. S. el 24 de marzo del 2011 en la capilla del CEFEJ en Moneda 86A, Tlalpan, D. F. MEXICO.