31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis.
32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga
la mano sobre él. El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en
los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34 Y, levantando los ojos al
cielo, dio un gemido, y le dijo: "Effatá” , que quiere decir
"¡Abrete!" 35 Se abrieron sus oidos y al instante,
se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.
Como cuando se trataba del paralítico (2,1-12), aquí
también se realza la fe de quienes llevan al enfermo a Jesús para que le
imponga la mano. El caso de este pobre hombre sordo que, además, era casi mudo,
evoca el texto mesiánico de Isaías: "Entonces se despepegarán los ojos de los ciegos, las orejas de
los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la
lengua del mudo lazará gritos de
júbilo" (Is
35,5-6; cf Ba 6,40-41). Jesús realiza las Escrituras (Mt 11,4-6).
Marcos describe los gestos de Jesús para obrar esta curación. En
ocasiones el Señor no rehusó emplear elementos que el pueblo sencillo
utilizaba para conseguir la sanación de
sus enfermedades. Así, Jesús se hace todo para todos.
"Lo lleva aparte", pues las obras de Dios no se hacen con ostentación, sino en la
simplicidad y en el silencio.
"Metió sus dedos en los oídos y con
su saliva le tocó lengua".
A la hija de la cananea
Jesús la había sanado a distancia; ahora entran en juego, como
instrumentos de salvación-sanación, los dedos y la saliva de Jesús, pero son
los de la humanidad del Hijo de Dios hecho hombre. Más tarde, los elementos
materiales en los sacramentos (agua, aceite, pan y vino) serán instrumentos
para comunicación de la gracia espiritual.
"Levanta sus ojos al cielo".
Jesús se
dirige a su Padre, entra en comunión con él. El hace hace sólo lo que el Padre
le ha mandado hacer (Jn 5,19).
"Dio un gemido" o
"suspiró". Más
que un sentimiento de compasión hacia el enfermo, este suspiro o gemido es un
llamado al poder divino para obrar la sanación del sordomudo.
Y exclamó "¡Effatá!" =
"¡Abrete!". Es
un imperativo pasivo: "¡Sé
abierto!". Oír
y hablar son dos verbos importantes para la fe. Primero: oír, escuchar,
aprender; para después hablar y dar testimonio. Esto hace pensar en el "¡Escucha, Israel...!" (Dt 6,4). "Escuchar" es el
verbo de quien se abre a la revelación divina; es el verbo de la aceptación de
la fe y de la acogida personal; y el acto de fe se realiza con la palabra,
confesando que Jesús es el Señor (Rm 10,9.17). El Salmo 40,6-8 y el Cántico del
Siervo (Is 50,4-6) aluden a la apertura de oídos que se requiere para
comprender las cosas de Dios, y luego proclamarlas.
36 Jesús
les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto
más se lo prohibía, tanto más ellos lo proclamaban.
más se lo prohibía, tanto más ellos lo proclamaban.
Si Jesús ordenaba que callaran era por
motivos de su "secreto mesiánico"; pero en cuanto a los agraciados es
preciso que ellos proclamen las maravillas de Dios. "Proclamar" es
el verbo propio del kerygma
37 Y se maravillaban sobremanera y decían:
"Todo lo ha
hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos ".
hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos ".
Como del Dios creador se decía que "todo lo que había hecho era muy
bueno" (Gn
1,31), así de Jesús decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los
mudos"'.Jesús
es el Señor de la creación.
Colocados después de las controversias
con los fariseos acerca de los ritos de purificación (7,1-23), el caso de la
sirofenicia y del sordo-mudo proclaman que la verdadera pureza viene del
interior, brota del corazón, de la fe que Dios puede dar aun a los paganos.
ACTUALIZACION
Jesús:
Heme aquí, Señor, que ni oigo, ni puedo hablar.
Toca con tu mano
salvadora mis oídos y mi lengua.
Pronuncia sobre mí tu milagroso
"¡Effatá!" "¡Abrete!"
Haz que yo oiga tu palabra y la
comprenda,
para luego proclamarla por todas partes. Amén.