17,11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén,
pasaba por los confines entre Samaría, y Galilea.
Bien conocido es que el evangelio de Lucas presenta una grande e
importante sección, integrada por unos diez capítulos, con el tema: "La subida de Jesús a
Jerusalén" (Lc 9,51 -19,27). En Lc 9,51 Jesús toma la firme decisión de subir definitivamente
a la Ciudad Santa donde se realizará "su asunción", esto es, su éxodo de este mundo al Padre a través de su pasión, muerte
y resurrección (9,31).
Es preciso leer esta sección en un
sentido más teológico que geográfico: Jesús camina resuelta y libremente a su
Pascua! Jerusalén es el lugar sagrado escogido por Dios para que Jesús lleve a
cabo su obra salvífica, que llegará a su culminación el día de Pentecostés con
la efusión del Espíritu Santo (Lc 24,49). A partir de ese momento, se abrirá
definitivamente para todos los hombres el acceso a la fe y a la salvación.
Comenzará entonces el tiempo de la Iglesia.
La subida de Jesús a Jerusalén ha sido marcada gradualmente por el
evangelista en tres etapas: 1* etapa: de 9,51 a 13,21; 2a etapa: de
13,22 a 17,10; y nuestro relato abre la 3a etapa: de 17,11 a 19,28.
Jesús pasaba por los confines entre
Samaría y Galilea, esto es, bajaba por el valle de Yizreel hacia Betshán, para
seguir luego el curso del río Jordán hasta Jericó (18,35) y de allí subir a
Jerusalén.
12
Y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que
se pararon a distancia "'y, levantando la voz, dijeron: "Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!" 14 Al verlos, les dijo:
"Id y presentaos a los sacerdotes"'. Y sucedió que, mientras iban,
quedaron lim pios.
Los diez leprosos no se acercan sino que
se mantienen a distancia, respetando el precepto de la Ley, según la cual el
afectado por la lepra, además de estar enfermo, será considerado impuro
mientras le dure la enfermedad, habitará solo y tendrá su morada fuera del
campamento (Lv 13,45-46).
Al divisar a Jesús, le gritan: "Jesús, Maestro, tencompa sión de
nosotros! " El
título Epistátes
= Maestro " es
puesto sólo en labios de los discípulos; pronunciado aquí por los leprosos,
insinúa tal vez que llegará un día en que también los excluidos de la comunidad
serán invitados a ser discípulos de Jesús y a beneficiarse de su salvación. La
curación misma que van a recibir es un signo y preludio de la futura
participación en los beneficios de la redención.
Jesús también, como los leprosos, se
muestra observante de la Ley, y les ordena que se presenten al sacerdote para
que éste compruebe su sanación (Lv 14,1-32).
"Mientras iban, quedaron
limpios". La
curación no fue instantánea, sino hasta después de comenzar a obedecer la orden
de Jesús. Allí se percibe una prueba y exigencia de fe. Los leprosos creyeron
en la palabra de Jesús, y en el camino consiguieron su purificación.
15
Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz;16
y, postrándose rostro en tierra a los pies deJesús, le daba gracias. Y éste era
un samaritano.17 Tomó la palabra Jesús y dijo: "¿No quedaron
limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están1?18 ¿No ha
habido quien volviera a dar gloria a, Dios sino este extranjero1?"
19 Y le dijo: " ¡Levántale y vete; tu fe te ha salvado!".
Al verse curado, uno de los leprosos —"y éste era samaritano", subraya Lucas— regresó donde Jesús. Aquel
samaritano estaba excluido de la comunidad no sólo por su lepra, sino también
por ser un extrajero
Tres gestos exteriores descubren la
actitud íntima de su ser: glorificaba a Dios en alta voz, daba a Jesús el
tributo de su veneración-adoración, y le expresaba su gratitud. Todo esto
indica que el samaritano había experimentado en su interior una nueva relación
con Dios, que lo había sanado, liberado y salvado a través de Jesús. Lucas aprovecha
siempre la ocasión para inculcar en sus lectores la obligación de glorificar y alabar a Dios por sus beneficios (Lc 2,20; 5,25-26; 7,16;
etc.).
Jesús,
un tanto extrañado, pregunta: "¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?"
La queja del Señor se vierte sobre los
otros nueve sanados, pertenecientes
al Pueblo de Dios. De ellos se esperaría
naturalmente la gratitud y mayor glorificación de Dios. Nótese que Jesús no les
retira el regalo que les ha concedido, a pesar de su falta de agradecimiento.
La lección es suceptible de muchas aplicaciones personales ante los dones de
Dios: ¿he sido siempre y
personalmente agradecido con el Señor por los beneficios que me ha concedido a
lo largo de mi vida?
"El extranjero"
parece
ser mejor que los hijos del Pueblo elegido. En la parábola del buen samaritano
es también el pagano quien juega el papel edificante (Lc 10,29-37). El relato
termina poniendo de relieve el valor de la fe, principio de salvación: "¡Levántate y vete; tu fe te ha salvado!".
En el centro del milagro está Jesús, que
nos confronta a todos con su pregunta, como si nos dijera: ¿Cuál es tu
relación conmigo y con el Reino de Dios que te he participado? ¿Acaso me he
arrepentido y he retirado de ti alguno de los dones que te he regalado?
ACTUALIZACION
Jesús Maestro: Mira que somos leprosos: enfermos, impuros, desechos de
la humanidad.
Ten compasión de nosotros, purifícanos e intégranos a tu comunidad santa.
No permitas que seamos ingratos
contigo. Queremos serte siempre agradecidos y glorificar a Dios por las
bondades que El nos ha hecho a través de ti.
Amén.