6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para la purificación de los judíos, que contenían cada
una dos o tres medidas. 7 Les dice. Jesús: "Llenad las tinajas
de agua ". Y las llenaron hasta arriba. 8 Les dice luego:
"Sacad ahora y llevad al maestresala ". Y le llevaron. 9
Así que el maestresala gustó el agua hecha vino (y no sabía de dónde venía,
pero los sirvientes que habían sacado el agua sabían) llama el maestresala al
esposo 10 y le dice: "Todo hombre pone primero el buen vino, y
cuando están bebidos el menos bueno. ¡Tú has guardado el buen vino hasta
ahora!".
Había allí seis tinajas para el agua de
los ritos de purificación que los judíos hacen antes de comer. Cada una
contenía unos cien litros. Jesús ordena llenarlas de agua. Y el agua queda
convertida en vino. Si los seiscientos litros indican una enorme cantidad de
vino, el comentario del jefe del banquete: "¡Tú has guardado el buen vino hasta
ahora!" pone de relieve la fina calidad del mismo.
La frase incidental: "los sirvientes sabían de dónde habían
sacado el agua", indica que los empleados sabían que el agua venía
del pozo; pero que aquel vino nuevo venía de Jesús, y, así, el cumplimiento del
AT se realizaba a través de Jesús.
11 Esto hizo Jesús como principio de los
signos en Cana de Galilea. Y manifestó su gloria y creyeron en él
sus discípulos.
Este prodigio fue "el principio de los signos" de Jesús, pero a la vez será también la
clave de las demás "señales": Jesús es y será el donador de los
bienes mesiánicos. Siendo éste el primer signo, lleva también un significado
muy particular:
El vino que se ha terminado simboliza la
primera Alianza, que ha llegado a su fin. Los ritos judíos de purificación
serán reemplazados por los dones de una nueva Alianza. Cuando llegue la Hora de Jesús, —la Hora
de su exaltación por la cruz y de su resurrección— comenzará la era mesiánica,
y se sellará la Alianza nueva, anunciada por los profetas (Jr 31,31-34). Jesús es el novio de la boda mesiánica
(Mt 22,2). Entonces, para el banquete regio, él dará
también un vino nuevo, generoso y abundante, que no se acabará. Clara y
discreta alusión al futuro vino de la eucaristía (cf Mc 2,22; Lc 22,18.20).
Más aún: al
tratar de una Alianza nueva viene también a la mente la idea de un
"Pueblo nuevo" y de una "Humanidad nueva" que está por nacer. Por tanto, son
necesarios un "nuevo Hombre" y una "nueva Mujer". Así se comprende el inusitado título con que Jesús se
dirigió a su madre, llamándola "Mujer", y que repetirá al estar clavado en la cruz. Allí esa mujer, siendo la madre de Jesús,
será también la Madre Sión, madre del nuevo Pueblo de Dios, madre de la Iglesia
(cf Jn 19,26-27). El vino nuevo será dado debido a una intervención
maternal de la madre de Jesús, que como nueva Mujer y nueva Eva, acompañará y colaborará con el nuevo Hombre-nuevo Adán, en su
misión mesiánica.
Finalmente, tanto la expresión: "Al tercer día", que se lee al principio del relato, como
el comentario del evangelista: "Y (Jesús) manifestó su gloria... ", ponen en relación —como inclusión
semítica— la semana inaugural de la epifanía de Jesús con la semana de la
Pascua de Jesús, cuando al viernes de su exaltación en la cruz, siga el
silencio del sábado, y luego, "al tercer día", manifieste "su gloria" mediante su resurrección. Entonces, la fe
de los discípulos, inicial en este momento, llegará a su plenitud.
ACTUALIZACION
Jesús Mesías, nuevo Adán:
Por mediación e intercesión de tu madre,
la nueva
Mujer, la nueva Eva,
danos siempre el vino abundante y generoso de la
nueva Alianza: ¡la Eucaristía!
Concédenos la gracia de seguir
siempre su
maternal consejo;
"¡Haced lo que él os diga!"
Queremos seguir siempre tus pasos y
escuchar y cumplir tus mandamientos.
Manifiéstanos constantemente tu gloria, y
concédenos la gracia de "creer" siempre en ti.