2.—EL BANQUETE DE BODAS EN MATEO
La parábola del festín sigue a la de los
viñadores homicidas: Mt 21,33-46; y presenta, respecto del texto de Lucas,
numerosas variantes, todas ellas encaminadas a alegorizar las palabras del
Maestro, con el fin de
aplicarlas a circunstancias
concretas de la Iglesia primitiva.
Tomando
Jesús de nuevo la palabra les habló en
parábolas, diciendo: "El Reino de los Cielos
es semejante a un rey que
celebró el banquete de bodas
de su
hijo. Envió
sus siervos a llamar a
los invitados a la boda, pero
no quisieron venir. Envió
todavía otros siervos con este encargo: Decid a los invitados: 'Mirad,
mi banquete está
preparado, se han matado ya
mis novillos y animales cebados,
y todo
está a punto; venid a la boda'. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno
a su campo, el otro a
su negocio, y los
demás agarraron a los siervos, los
escarnecieron y los
mataron": 22,1-6.
Mateo comienza por comparar explícitamente el
Reino de los Cielos al banquete ofrecido por un hombre. Pero este hombre era
un rey, y el festín que había organizado fue con ocasión de las bodas de su
hijo. Siendo un rey, tenía a
su disposición numerosos siervos y los
invitados no eran pocos.
Llegado el momento del banquete, envió a sus siervos
a llamar
a los invitados, pero ellos "no
querían venir". Nueva
invitación, con insistencia, mediante otros siervos:
"Mirad: mi banquete está preparado,
se han matado ya mis novillos y animales cebados;
y todo está a punto:
¡Venid a la boda!".
Pero
los invitados, sin hacer*caso, se fueron: quien a su
campo, quien a sus negocios..., y los
demás se apoderaron de los siervos, los escarnecieron y los
mataron.
"Entonces, el Rey se llenó de ira, y, habiendo enviado sus ejércitos, hizo
perecer a aquellos asesinos e
incendió su ciudad": v. 7.
Es fácil reconocer la alegorización de la
parábola. El rey e.s Dios que celebró
las Bodas Mesiánicas de su Hijo. Envió, con anticipación, a los
Profetas para invitar a
los Judíos a participar
de la Fiesta, pero "no quisieron
venir".
Más tarde, envió a otros siervos suyos, a los
Apóstoles y a los misioneros, para invitar una vez más a los Judíos a que
participaran del Festín mesiánico que había llegado: platillos exquisitos les
esperaban, y todo estaba ya listo..
. Pero ellos
despreciaron la nueva invitación y aun dieron muerte a los nuevos enviados.
Recuérdese el método de evangelización de Pablo: a todo lugar a donde llegaba
con el mensaje evangélico, se dirigía primero a los Judíos; una vez que éstos
rechazaban la Palabra, Pablo se dirigía a los Gentiles: Hch 9, 22-23;
13,5-12.15.44-46; 14,19; 17,1-5.
Dios no podía hacer más. Entonces envió sus
ejércitos y acabó con los asesinos y con su ciudad: alusión clara a la
destrucción de Jerusalén por los ejércitos de Roma en el año 70.
Pero el banquete, una vez preparado, no podía
perderse. Entonces el rey dice a nuevos siervos:
"La boda está preparada,
pero los invitados no eran dignos.
Id, pues, a los cruces de los caminos
y a quienes encontréis, invitadlos a la boda.
Salieron aquellos siervos a los caminos y trajeron a todos los que encontraron,
malos y buenos, y
la sala de bodas se llenó de comensales": w. 8-10.
En
estos últimos versículos se describe la misión de la Iglesia a los Gentiles. El
Pueblo Judío se cerró en sí mismo y no quiso aceptar el Reino de los Cielos que
Dios le había prometido y ofrecido. Pues bien, ahora será el mundo entero, los
Gentiles, buenos y malos, esto es, sin discriminación alguna, los que
disfrutarán del Reino. Ellos han escuchado la invitación del Padre.
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 92-94 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011