Mateo y Lucas nos han transmitido la parábola del
gran banquete. Los puntos de convergencia son los siguientes. Un hombre
organizó un banquete e invitó a muchos. Envió a sus siervos a llamar a los
invitados, pero éstos se negaron a venir. Airado el señor, dijo a sus siervos: "Salid y traed a la gente que
encontréis".
A
pesar de este fondo común, Lucas y Mateo ofrecen numerosas variantes. Por esta
razón, es mejor examinar los textos separadamente.
Primero veremos la parte de Lucas y en quince días la parte de Mateo.
l.—EL GRAN FESTIN DE
LUCAS
En el tercer Evangelio, la parábola del gran
festín fue pronunciada por Jesús con ocasión de un banquete al que fue
invitado: "Cuando des un
banquete -—decía a su anfitrión— llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos,
a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te
recompensará en la resurrección de los justos. Habiendo oído esto, uno de los
comensales, le dijo: '¡Dichoso el que coma pan en el Reino de Dios!' ": Lc 14,13-15. Es entonces cuando Jesús pronuncia su parábola.
"Un hombre
dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la
cena envió a su siervo a decir a. los invitados: "Venid, que ya está todo
preparado'. Pero todos a una empezaron a
excusarse. El primero le dijo: 'He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te
ruego me dispenses'. Y otro dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlas; te ruego me dispenses'. Otro dijo: 'Me he casado, y por eso no
puedo ir'. Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el
dueño de la casa, dijo a su siervo: 'Sal en seguida a las plazas y calles de
la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados y ciegos y cojos'. Dijo el
siervo: 'Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía hay sitio'. Dijo el señor
al siervo: 'Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi
casa'. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena":
14,16-24.
Lucas,
como se ve claramente, coloca la parábola del festín en un contexto
escatológico: es el Banquete Mesiánico del fin de los tiempos. Más adelante
veremos si Jesús pudo pronunciar estas palabras sin referirse necesariamente a
ese banquete escatológico.
"Un hombre hizo una gran comida e invitó a
muchos". El invitante debía
ser una persona privada, y la comida —aunque banquete— no dejaba de ser sólo
una reunión de amigos. Por eso bastará un siervo para que vaya a dar aviso de
que las cosas están listas. Los invitados, por su parte, eran personas
pudientes que tenían posibilidades para adquirir o un campo o cinco yuntas de
bueyes (lo que suponía tener un campo al menos de 45 hectáreas).
Llegada, pues, la hora de la comida, va el siervo
a decir a los invitados: "¡Venid,
que ya las cosas están preparadas!". Este aviso
de cortesía se practicaba en los círculos altos de Jerusalén
"Y comenzaron todos, a una, a
excusarse...". El
primero porque había comprado un campo y tenía necesidad
de ir o verlo; el segundo porque había comprado cinco yuntas de bueyes e iba a
probarlas; el tercero porque se había casado y no quería dejar a su esposa sola
(las mujeres no asistían a los banquetes).
"Airado, entonces, el amo dijo a su siervo:
'Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los
pobres y lisiados, a ciegos y cojos' ".
Sentido primitivo de la parábola de Jesús.
Si
ponemos aquí fin a la parábola, ésta coincide con la que ofrece el Evangelio de
Tomás. Allí, una vez que los invitados han declinado la invitación, el amo
envía a su siervo a los caminos para que haga venir al festín a los que encuentre;
y termina: "Los compradores y los negociantes no entrarán en los lugares
de mi Padre".
En
esta perspectiva, la parábola tiene un sentido claro y llano. Jesús se dirige a
sus enemigos que lo critican. El señor del festín es imagen de Dios que ha
enviado a su siervo para llamar a su Reino a Escribas, Fariseos, Autoridades
religiosas del Pueblo. Pero, escandalizados de la amistad que Jesús guarda con
los pecadores, ellos se resisten y rehúsan la invitación.
¡Nada importa! El banquete está ya preparado, los
tiempos mesiánicos han llegado, la hora ha sonado...! El siervo del amo,
Jesús, saldrá a las plazas y calles de la ciudad y llamará a los pobres y
lisiados, a ciegos y cojos. Esto es: los pobres y los pecadores, los sencillos
y los publícanos serán quienes disfruten del Reino de Dios.
Alegorización y amplificación de la parábola.
Los versículos 22-24 del relato de Lucas parecen
ser una interpretación y amplificación de la parábola, en vista de las
circunstancias de la Iglesia primitiva.
Para Lucas, "los tiempos de las Naciones han
llegado": 21,24; gentes del
Oriente y del Occidente, del Norte y del Sur, se pondrán a la mesa del Reino de
Dios: 13,29. Esto quiere decir que la salvación no está limitada al Judaísmo,
sino ofrecida al mundo entero.
Pues bien: el siervo que había ido sólo a las
plazas y calles de la ciudad (símbolo de Jerusalén y del Pueblo Judío), dice a
su amo: "Señor, se
hizo lo que ordenaste y todavía queda lugar". A lo que responde el Señor:
"Sal a los caminos y cercas (de los viñedos) y obliga a entrar para que se llene mi
Casa".
Es
la invitación urgente que la Iglesia primitiva hace a los Gentiles, por
medio de sus misioneros, para que participen también ellos del banquete del
Reino de Dios. En la Casa de Dios hay lugar para todos, y es necesario que se
ocupe hasta el último sitio.
La
parábola termina con una frase terriblemente seria:
"Os digo,
pues, que ninguno de aquellos hombres invitados gustará de mi festín": v. 24.
Parece que esta frase no forma parte de las
palabras del amo de casa, sino que está puesta en labios de Jesús y coincide
con la perspectiva escatológica de los versículos de introducción a la
parábola: w. 14-15.
El festín de Jesús es el Banquete Mesiánico de
los últimos tiempos. Hay que aceptar la invitación de Dios cuando El llama por
medio de Jesús o sus discípulos . . . Querer asistir, después de haber
rechazado una primera invitación, tal vez podría ser ya tarde . . .
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 89-92 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 89-92 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011