Nueva "parábola escatológica", que Mateo ha colocado dentro del Discurso
Escatológico, inmediatamente antes de la
descripción del Juicio final: 25,31-46.
Lucas le ha dado también un sitio importante. Jesús ha dejado Jericó
después de
haber dado "la salvación" a Zaqueo y a su casa: 19,9-10, y se
encuentra ahora cerca de
Jerusalén: 19,11, a
donde entrará triunfalmente y será
aclamado como El
Rey Mesías:
"¡Bendito el que viene
¡el Rey! en nombre del Señor. En el cielo
paz
y gloria en las alturas!": 19,38.
Tanto en Mateo como en Lucas, la parábola ha recibido amplificaciones
que es fácil discernir. Antes de investigar
la forma original de la parábola, es bueno
percibir las intenciones que cada Evangelista tuvo al entregarnos su texto en la forma en que lo han hecho.
l.—LA PARABOLA DE LOS TALENTOS: Mt 25 14-30.
"Es también (el Reino de los Cielos) como un hombre que, al
ausentarse, llamó a sus siervos y les
encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a
cada cual según su capacidad; y se ausentó.
Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con
ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y
escondió el dinero de
su señor. Al cabo de mucho tiempo,
vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos,
presentó otros cinco, diciendo: 'Señor, cinco talentos
me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado'.
Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al
frente de
lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor'.
Llegándose también el de los dos talentos dijo: 'Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he
ganado'. Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al
frente de lo mucho te
pondré; entra en el gozo
de tu señor'. Llegándose también el que había recibido
un talento dijo: 'Señor, sé que eres un hombre duro,
que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio
miedo y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo'.
Mas su señor le respondió: 'Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde
no sembré y recojo donde no esparcí;
debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría
cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al
que tiene los diez talentos. Porque a todo el
que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será
el llanto y el rechinar de dientes'".
La partícula "porque"
une este relato al precedente, el cual trataba abiertamente del Reino de los Cielos: 25,1.
Tenemos, pues, un hombre negociante que se marcha "por largo tiempo": v. 19. Llama a 3 siervos suyos y les entrega su capital para que lo trabajen. Inteligente
el hombre confía a cada
uno una cantidad, de acuerdo con sus capacidades personales: a uno da 5
talentos, a otro 2, y al tercero 1. Un talento equivale a un peso de 34 kgs 272 gramos, o 6 mil dnarios.
Así que partió el señor, el primer siervo trabajó sus 5 talentos y ganó otros
5; el segundo trabajó los suyos y ganó otros 2; el tercero
tomó el talento, cavó en
la tierra y escondió el dinero de su
señor. En la manera de
obrar del tercer siervo hay que observar que obró con cierto cuidado, pues enterró el
talento para
mantenerlo en seguridad
y no exponerlo a un robo.
Después de mucho tiempo regresa el señor
y toma cuenta a
sus siervos. Los dos
primeros reciben un elogio del señor y, como recompensa por haber sido buenos y
fieles en lo poco, son primero constituidos en mayores responsabilidades, y luego
son introducidos "en
el gozo de su señor". "Gozo" significa aquí el gozo de una fiesta, y dado el contexto: 25,1, el gozo
escatológico del Reino de los Cielos.
En cuanto al siervo que sólo un talento
había recibido, hay varias consideraciones que hacer.
*
El relato le consagra un buen número de versículos: w. 24-30.
*
El siervo describe las razones que tuvo para esconder el talento,
todas en desprestigio del amo: "hombre duro, que cosecha lo que no
siembra, recoge lo que no esparce". El temor a una reacción más injusta
obligó a ocultar en tierra el dinero del amo. Cuando el amo reclama al siervo,
éste responde: "¡Mira,
(aquí) tienes lo tuyo!"
*
El amo reacciona de acuerdo con las palabras del siervo a quien tacha de "malo y perezoso". El siervo, al conocer cómo es el señor, hubiera puesto el dinero en
el Banco para recibir al menos los réd|itos; pero su indolencia ni eso le permitió
hacer. En definitiva, el siervo no quiso explotar sus capacidades personales,
aun cuando ellas fueran mínimas.
* Un doble castigo presenta la parábola:
1° El siervo es despojado del talento que se le había dado;
2° y será arrojado por su inutilidad "a la tiniebla exterior, donde será el
llanto y el rechinar de los dientes", símbolos de la separación definitiva del Reino de Dios. El talento, propiedad
del amo, no debe quedar infructuoso; se le dará al que ya tiene 10, "porque a todo el que tenga se le
dará y le sobrará; pero al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará".
CONSIDERACIONES
La parábola —como hemos dicho— ha sido
colocada por el redactor del evangelio de Mateo en el ambiente escatológico de
la Parusía y del fin del mundo. Por lo tanto, hay que ser sensibles a las
posibles adaptaciones que recibió una parábola de Jesús al ser colocada en ese
sitio.
1° El tinte cristológico es claro: el amo que se marcha es Jesús que ha
partido por
largo tiempo pero
vendrá. El día de la Parusía se percibe en el horizonte de la parábola.
2°Jesús confía sus tesoros a los hombres
para que los trabajen. La perspectiva es netamente individual. Cada quien recibe según sus capacidades y
según éstas se le pedirá cuentas.
3° Las recompensas son de
doble género: terrenas y eternas.
Hay premios proporcionados a los talentos confiados según las
capacidades personales pero la recompensa principal es igual: entrar en el gozo
del festín del Reino de los Cielos.
4° Los castigos al siervo malo y perezoso
serán, igualmente, de dos clases: la privación del talento confiado, y sobre todo la separación del
Reino y su colocación en la condenación eterna.
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 104-107 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011
*Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 104-107 Instituto de Pastoral Biblica. México, 2011