2.—EL HIJO MAYOR: w. 25-32.
"Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó
a la casa, oyó la música y las
danzas; y llamando
a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El le dijo: 'Ha vuelto tu
hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque lo ha recobrado sano\
El se irritó y no
quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él
replicó a su padre: 'Hace tantos años que
te sirvo y jamás dejé de cumplir una
orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener
una fiesta con mis
amigos; y ahora que ha vuelto ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda
con prostitutas, has matado para él el novillo cebado": vv. 25-30.
He aquí
un cuadro de oposición. La figura
del hijo mayor contrasta tanto con la benevolencia
del padre bueno que sale a suplicar
a su hijo que entre, como con la actitud humilde y respetuosa del hermano
menor.
El lenguaje que utiliza el hermano
mayor es
duro y despectivo. No llama al menor ''hermano", sino "tu hijo ése".
El padre
en cambio, mantiene su bondad:
"Pero él le dijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío
es tuyo; pero convenía celebrar
una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la
vida, estaba
perdido y ha sido encontrado'": w. 31-32.
Esta respuesta del padre, en medio de su bondad, encierra un
reproche para el
hijo mayor.
REFLEXION
FINAL:
La parábola consta de dos cuadros
y de tres personajes. El
personaje principal es el Padre bueno que perdona al hijo menor y le mantiene
su amor, y que comprende al mayor pero lo reprocha discretamente.
El primer cuadro puede
titularse "El retorno del hijo menor" y el segundo "La protesta del
mayor". Y tan importante es uno como el otro, porque, si el primero subraya que
la misericordía de Dios es ilimitada, el segundo enseña que los que se creen
buenos —los primogénitos— no deben ser celosos ni escandalizarse, sino aceptar
que participen del Banquete Mesiá-níco los hijos extraviados que quieren volver
a la casa paterna.
alvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 160-163 ISE. México, 1992.