jueves, 19 de julio de 2018

X —PARABOLA DEL PADRE BUENO O DEL HIJO PRODIGO: Lc 15,11 -32. cont)

2.—EL HIJO MAYOR: w. 25-32.
"Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las 
danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El le dijo: 'Ha vuelto tu 
hermano y tu padre ha matado el novillo ce­bado, porque lo ha recobrado sano\ El se irritó y no 
que­ría entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: 'Hace tantos años que  
te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un ca­brito para tener 
una fiesta con mis amigos; y ahora que ha vuelto ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda 
con  prostitutas, has matado para él el novillo cebado": vv. 25-30.
He aquí un cuadro de oposición. La figura del hijo ma­yor contrasta tanto con la benevolencia del padre bueno que sale a suplicar a su hijo que entre, como con la actitud hu­milde y respetuosa del hermano menor.
El lenguaje que utiliza el hermano mayor es duro y des­pectivo. No llama al menor ''hermano", sino "tu hijo ése".
El padre en cambio, mantiene su bondad:
"Pero él le dijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar 
una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba 
perdido y ha sido encontrado'": w. 31-32.
Esta respuesta del padre, en medio de su bondad, encierra un reproche para el hijo mayor.

REFLEXION FINAL:
La parábola consta de dos cuadros y de tres personajes. El personaje principal es el Padre bueno que perdona al hijo menor y le mantiene su amor, y que comprende al mayor pero lo reprocha discretamente.
El primer cuadro puede titularse "El retorno del hijo me­nor" y el segundo "La protesta del mayor". Y tan importante es uno como el otro, porque, si el primero subraya que la mi­sericordía de Dios es ilimitada, el segundo enseña que los que se creen buenos —los primogénitos— no deben ser celosos ni escandalizarse, sino aceptar que participen del Banquete Mesiá-níco los hijos extraviados que quieren volver a la casa paterna.


alvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 160-163 ISE. México, 1992.