"¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o
pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: '¿Pasa al momento y ponte a
la mesa?1 ¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para comer, y
cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y
beberás tú? ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado?": vv. 7-9.
Esta parábola debió ser dirigida a la multitud
entre quienes había hacendados que poseían campos, ganados y esclavos.
Dado que la parábola insiste en la conducta del
amo con el esclavo, sería de esperarse que la conclusión tratara de los
sentimientos de Dios para con sus siervos. Sin embargo, la parábola procede sin
rigidez y la conclusión subraya la actitud humilde que el hombre debe guardar
hacia Dios:
"De igual
modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos
siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer"', v. 10.
"Siervos inútiles" no debe tomarse en un sentido absoluto, ni menos
como una sentencia dictada por Dios. Los siervos habían cumplido con su oficio,
luego no habían sido inútiles. Pero no deben enorgullecerse de lo que han
realizado, sino mantenerse en una actitud de humildad, pues "han hecho lo que debían hacer".
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pag. 121 México, LA CAMPANA1992.IPB 2011