En el sacramento del bautismo, hay que distinguir un
elemento material y sensible: el agua que corre por la cabeza de la criaturita.
Pero, juntamente con el agua, -elemento sensible y material-, hay un elemento
espiritual y formal que le da sentido a esa agua que corre. Y las palabras que
se dicen cuando corre el agua, son las del mandato de Jesús: “Yo te bautizo en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Y bautizado, ¿qué
quiere decir bautizado? Quiere decir “consagrado”; bautizado, consagrado,
tomado aparte para alguien. Y siendo bautizados en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, quiere
decir que estamos consagrados a Dios Trinidad.
Y ¿ qué
supone que una criaturita sea llevada a la Iglesia y reciba el bautismo? Uno
piensa: Pues que su papá y su mamá estuvieron de acuerdo, y si no estuvieron de
acuerdo es capaz porque la tía se llevó a la criaturita y la bautizó, o
sencillamente sólo porque, ¿cómo no lo voy a bautizar? Y muchas veces se queda
en eso…..
No pensamos que si
la criaturita así como vino al mundo porque Dios Creador entró en acción para
crear el alma humana que le da vida al cuerpo, así ahora Dios entra en
actividad cuando cae el agua sobre la criaturita porque primero, ha amado a
esta criaturita desde toda la eternidad, somos objeto del amor de Dios, él nos
ha amado.
Segundo, cuando se
ama, se elige a una persona. ¿Por qué elegiste a esta persona para ser tu
pareja? Por el amor. Al amor de Dios, sigue la elección de Dios. Dios nos ama y
nos ha elegido. Y al ser amados por Dios y al ser elegidos, somos transformados
en propiedad de Dios, somos de Dios. Por lo tanto, el bautizado es un ser que
no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a Dios.
Díganme ustedes,
ustedes, ¿se dieron a sí mismos su cuerpo? No. Lo recibimos. Pregunta todavía
más misteriosa: ustedes ¿se dieron a sí mismos el alma espiritual que nunca va
a morir, a desaparecer? De tal manera que en el fondo, fondo, fondo, somos
propiedad de quien nos comunicó la vida. Y esa propiedad, somos de Dios,
criaturas de Dios, propiedad de Dios, quedó confirmada el día de nuestro
bautismo.
Dos o tres
palabras más facilitas sobre éste tema. El bautismo lo instauró Jesús. Pero en
el judaísmo, los bautismos eran ritos frecuentes pidiendo la purificación de
los pecados. El agua naturalmente sirve para lavar; tal vez el primer elemento
es para comunicar vida, pero después de comunicar vida, el agua sirve para
purificar. Entonces los ritos bautismales de purificación material es fácil de
comprenderlo, pero si uno quiere y en la antigüedad si quería ser purificado
del pecado, entonces se sujetaban a un rito bautismal con agua, porque el agua
es un elemento material sensible que puede indicar una purificación espiritual.
Y entonces, en
todos los bautismos y en todos los ritos de todas las religiones, el agua ha
sido tomada como un elemento externo, símbolo de una purificación. Y en tiempo
de Jesús, había en el judaísmo, innumerables bautismo.
Tercer, en los
tiempos de Jesús proliferaban los bautismos. Y cito allí un lugar. Las personas
que han ido a Tierra Santa, posiblemente visitaron las ruinas de Qumrán, una
comunidad judía contemporánea de Jesús, y lo que impresiona, o una de las cosas
que impresionan en ese sitio arqueológico es el número enorme de piscinas: una
piscina por aquí, otra piscina por allá, agua por todas partes en un desierto
donde no hay agua. Pero sí había agua. No me detengo en explicarles con qué
sistema conseguían el agua. Pero nada más quiero subrayar la importancia de los
bautismos en el tiempo de Jesús.
Y con eso pasamos al cuarto punto: Dios confió a Juan
Bautista el ministerio de bautizar, pero con un bautismo especial. Entonces
tengan en cuenta esto: Una cosa es el rito sensible, material de echar agua o
sumergirse en agua; pero lo más importante es ¿para qué? El por qué, la
finalidad.
Y entonces, Dios
al confiarle a Juan Bautista el ministerio de Bautizar, lo hizo con una doble
intención propia, peculiar. De tal manera que el bautismo que impartía Juan el
Bautista era diferente de todos los otros bautismos del judaísmo contemporáneo.
Y los elementos eran dos: Dios mandó a Juan Bautista a bautizar, con un
bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Hermosa frase y
definición: El bautismo de Juan era un bautismo de conversión para perdón de
los pecados. Segundo elemento: Y ¿por qué? ¿Para qué en este instante el perdón
de los pecados? Y es el segundo elemento. Porque Dios le había comunicado a
Juan Bautista que ya estaba en medio del pueblo el Mesías esperado; y que para
preparar la venida y poderlo escuchar, se necesitaba un corazón limpio y
purificado. La misión pues del bautista fue: impartir un bautismo de conversión
para perdón de los pecados como preparación para la venida ya inmediata, del
Mesías enviado por Dios al pueblo de Israel, en beneficio de toda la humanidad.
Por eso, el bautismo de Juan Bautista era diferente a los otros ritos
semejantes de agua que purificaba.
*Conferencia del P. Carrillo sobre el tema, disponible en cd en el IPB-SCA.
*Conferencia del P. Carrillo sobre el tema, disponible en cd en el IPB-SCA.