CONTEMPLACIÓN EN LOS CUATRO EVANGELIOS
La contemplación que los evangelistas han hecho de Jesús en la cruz es sobria, pero rica en penetración religiosa.
No es una crónica de los acontecimientos sino que el Espíritu Santo les ha hecho percibir un rasgo o detalle particular.
MARCOS Y MATEO:
Son parecidos. Escriben que a las 3 pm, la hora nona, Jesús grita: Dios mío Dios mío ¿Porqué me has abandonado? (Mc. 15,33; Mt. 27,46; Sal 22,2)
y dando un segundo grito murió sintiéndose abandonado por Dios. ¡Porqué?, porque Él sin pecado no tenía que morir como el máximo pecador del imperio romano. Y Él sin pecado estaba muriendo como en la persona que pesan los pecados de toda la humanidad. (2Co. 5,21).
LUCAS:
¿Cómo hizo el Espíritu Santo contemplar a S.Lucas la muerte de Jesús?
1. "¡Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen!"
Valiosísima, su oración siempre es escuchada por su Padre, ¡los disculpa! ¿Se salvan?, depende, yo puedo decir gracias pero no quiero tu salvación. ¿Acepto o nó el perdón de Jesús?
El buen ladrón: "¡Jesús: acuérdate de mí, cuando estés en tu reino del que tanto has hablado!"
2. <¡Hoy estarás conmigo en la felicidad!>
En menos de tres horas, ¡qué dichoso!
3. <Padre: en tus manos entrego mi espíritu>, y exhala.
JUAN:
Un Jesús muy tranquilo, piensa en su mente todo lo que Dios ha querido que haga para la salvación, y hacer nacer un nuevo pueblo de Dios, lo que hizo y lo que le falta.
Ve que está su madre y tres mujeres más, y un discípulo al que ama (no dice su nombre).
1. Viendo a su madre, y al discípulo al que quiere, dice a la madre: he ahí a tu hijo, y le dice al discípulo: He ahí a tu madre. y el discípulo la recibió como suya. El es el nuevo hombre y ella la nueva Eva, ambos son la nueva humanidad. Jesús pasa al discípulo como hijo a la madre. María madre de la iglesia. Su maternidad es espiritual.
2. <¡Tengo sed!> Jesús estaba desangrando, pero más que sed física, tiene sed de que ya se les aplique la salvación que les ha conquistado, tiene sed de dar el Espíritu.
3. ¡Está terminado! Acaba, e inclinando la cabeza entregó el espíritu. Con el último aliento de su boca, de toda su vida, y de su sacrificio en la cruz.