En los otros Sinópticos: Mc 11,12-14.20-23; Mt 21,18-22, se encuentra el episodio de una higuera maldita
por Jesús, que se secó luego: era símbolo del castigo al Pueblo Judío por no
haber respondido a lo que Dios esperaba de él. Esta parábola de Lucas, sin
excluir el castigo, insiste en la paciencia que Dios tiene hacia los hombres.
"Un hombre tenía plantada una
higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no encontró": v. 6.
La higuera estaba plantada dentro de la
viña. No es raro ver esto en Palestina. Los higos son parte importante de los
productos naturales del país.
"Dijo entonces al viñador: 'Ya hace
tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala;
¿para qué va a cansar la tierra' ": v. 7.
La higuera debía tener varios años de
plantada, por lo menos cinco, pues desde hacía tres ya hubiera podido dar
fruto. Si no da fruto, la higuera debe ser cortada, pues ocupa terreno en balde
y absorbe inútilmente los jugos de la tierra.
"Pero él le respondió: 'Señor,
déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré
abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas'": vv. 8-9.
El viñador propone hacer algo excepcional
con la higuera; quiere conservarla y para ello hará hasta el último esfuerzo.
En caso de que ni así dé frutos, entonces "será cortada".
La parábola, como se ve, carece de
explicación. A los oyentes tocaba hacer la aplicación. Israel era como una higuera
plantada por Dios; le prodigó sus cuidados y esperó que diera frutos; al no
darlos, esperó con paciencia un tiempo razonable (3 años); pero en vano. . . El momento decisivo ha llegado.
¡Israel será cortado! Sin embargo, el viñador pide una
prórroga para hacer la última lucha en favor de la higuera. ¿Será
Jesús quien se esconde tras la figura del viñador?
La parábola es una invitación urgente a
la conversión: o aprovecha Israel la última gracia que la misericordia de Dios
le concede: o incurrirá indefectiblemente en el castigo que merece.
Las
aplicaciones individuales que pueden desprenderse de la parábola y que ya se presienten en Lucas (el Evangelista del tiempo
de los Gentiles: 21,24) son obvias.
Salvador Carrillo Alday M.Sp.S. LAS PARÁBOLAS DEL EVANGELIO. pags. 151-152 ISE. México, 1992.