sábado, 27 de junio de 2015

Jesús camina sobre las aguas (Mc 6,48-52).

Jesús camina sobre el mar agitado.
6,48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la, cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarlos de largo. 49 Pero ellos, viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: "¡Confiad, yo soy, no temáis!"
Jesús había dado a los discípulos la orden de tomar la barca rumbo a Belsaida (Mc) o a Cafarnaúm (Jn). Esta nota supone de nuevo, para la multiplicación de los panes, un sitio sobre la ribera noroeste del Lago.
Los evangelios, sin contarla, dejan suponer una muy difícil travesía, ya que, habiéndose embarcado por la tarde, se encuentran todavía en plenas aguas, a muchos estadios de la orilla (un estadio son 185 mts), hacia la cuarta vigilia de la noche, o sea, entre las tres y seis de la mañana. Un mar alborotado es símbolo del caos primordial y de las potencias del mal.
A la inquietud natural por la agitación del mar, se sumó la aparición de una persona que caminaba sobre el mar y que "quería pasarlos". Este último gesto provoca más fuertemente la reacción de los navegantes. Llenos de turbación y espanto, pensando que era un fantasma, co­menzaron a gritar. Por otra parte, el verbo "pasar de largo" evoca el paso de la gloria de Dios delante de Moisés y de Elías (Ex 33,19.22-23; 34,6; IR 19,11-13).
Pero al punto, Jesús se dirigió a ellos, diciéndoles: "¡Confiad, yo soy, no temáis!". Con estas palabras, él los invita a dos actitudes: tener confianza y echar fuera el miedo; y la razón es porque "El es".
La palabra "Yo soy" (en griego: egó eimí) significa, en su sentido primero y natural, yo soy Jesús, no se trata de un fantasma; pero, al mismo tiempo, ese "Yo soy" está indicando, en terminología bíblica, una epifanía divina, ya que es Yahveh quien se revela "caminando sobre el mar" (Jb 9,8; Sal 77,20), dominándolo (Sal 65,8; 77,17; 89,10), o "pasando delante", como pasó la gloria de Dios ante Moisés y Elías en el Sinaí (Ex 33,19.22-23. 34,6; IR 19,11-13).
Con la palabra "Yo soy",]esús deja traslucir, discreta pero fuertemente, que él aplica a su propia persona el Nombre divino: "Ehyéh = Yo soy" (Ex 3,14; Is 41,4; 43,10.13).

            El "¡No temáis!" recuerda la palabra que Jesús dirigió a Jairo: "¡No temas, solamente cree!". Al animar a los discípu­los a que tengan confianza y echen fuera el miedo, Jesús los está invitando a creer en él.

Y el viento se calmó

51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, 52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba, embotada.
Una vez que Jesús subió a la barca, el viento se calmó. He aquí un nuevo prodigio. El viento y el mar se tranqui­lizan y los viajeros pueden continuar su navegación hasta la orilla. Cuando Jesús está presente, todo se facilita y cambia.
          Marcos insiste en la incomprensión de los apóstoles. Lejos de intuir con fe sobre el acontecimiento, permane­cen profundamente turbados. Su mente está opacada, entenebrecida. No han comprendido aquello de lo que son signo los milagros: la multiplicación de los panes y el caminar sobre las aguas del mar (cf Mc 9,32; 10,24.26.32). En Jesús se manifiesta el poder de Dios que sacia a su pueblo y domina el mar, como había sucedido en tiempos del éxodo y del desierto.

La barca también aquí es figura de la Iglesia, la cual navega sobre aguas tranquilas cuando Jesús va con ella. La Iglesia se postra y adora a Jesús, su Señor, que la salva del peligro de sumergirse en las profundidades del abismo.

ACTUALIZACION

Jesús, 'Yo soy":
He aquí que navegamos en tinieblas, y nuestra noche avanza.
Soplan contra nosotros vientos contrarios, 
que nos impiden bogar con seguridad.
Ven, Jesús, sobre las aguas y súbete a nuestra barca.
                                                                         Sabiendo que eres Tú, estaremos seguros. 
                                                                  Sosiega el viento, tranquiliza las olas, y haznos oír:
                                                                           "¡Tened confianza! ¡Yo soy! ¡No temáis!" 
                                                                                                      Amén. 

jueves, 11 de junio de 2015

TERCERA PARTE
42 Comieron todos y se saciaron. 43 Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. 44 Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.
Al igual que en el desierto, la gente "comió y se sació" (Ex 16,12; Nm 11,11-23; Sal 78,24-29). Trasponiendo los sentidos, Jesús Eucaristía es un alimento de Dios que sacia toda hambre profunda que pudiera tener el corazón del hombre. La multitud constaba de cinco mil hombres. Mateo agrega, hiperbolizando: "sin contar mujeres y niños".
En Juan, el recoger los fragmentos sobrantes obede­ce a una orden de Jesús: "para que nada se pierda" (6,12). En esta recomendación, algunos Padres antiguos (Tertu­liano, Orígenes) han visto una indicación para recoger los fragmentos de la Eucaristía. Nada de lo que Dios ha dado se debe perder. No es difícil, además, adivinar en los "doce canastos"un símbolo de los "Doce"apóstoles, que serán los encargados y responsables de la futura Eucaristía.

Los sinópticos no han conservado la reacción de la gente a la vista del prodigio. Juan, por su parte, comenta: "Los hombres, al ver el signo que había hecho, decían: 'Este es verdaderamente el Profeta que iba a venir al mundo'. Pero Jesús, conociendo que iban a venir a apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró de nuevo al monte él solo "(6,14-15).
La gente intuyó que algo políltico-mesiánico estaba aconteciendo. Pensaron que Jesús podría ser el Profeta-como-Moisés, anunciado para el futuro (Dt 18,15-18). El entusiasmo popular llegó a su máximum y quisieron apo­derarse de Jesús para proclamarlo rey, esto es, reconocer­lo como " el Mesías". Pero Jesús eludió ese peligro, pues no correspondía a la misión que Dios le había encomendado.

 Jesús despide a la multitud y se queda solo (v.45-46).
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
¿Por qué obligaría a sus discípulos a subir a la barca y partir? ¿Sería para evitar la tentación mesiánica del pueblo, que podría apoderarse también de ellos? Y ¿por qué no los acompañó él mismo? ¡Es el misterio de Jesús!
Como la gente, también los discípulos deben partir. El debe permanecer "en el monte, a sólas, para orar", entran­do en comunicación personal e íntima con su Padre-Dios, como lo había hecho ya en momentos trascendentales de su vida, por ejemplo: antes de su bautismo en el Jordán (Le 3,21) y antes de elegir al grupo de los Doce (Le 6,12); y .como lo harán más tarde: antes de preguntarles a los discípulos quién piensan que es él (Lc 9,18) y en el momento de la transfiguración (Lc 9,28-29). Mateo termi­na su relato con una frase que impacta e impresiona: "Al atardecer estaba solo allí".
Reflexiones:
1. El milagro de la multiplicación de los panes puede considerarse en tres niveles:
1|° Como una expresión viva y concreta de la compa­sión y misericordia de Jesús hacia los pobres (Mc 6,35-37).
fue una impactante lección práctica de formación para los apóstoles. Jesús mostró su inmensa capacidad de aco­gida, su compasión sin límites y su invitación a todo mundo a participar gratuitamente de un mismo banquete.
2° Como un"signo" de la presencia operante de los tiempos mesiánicos (Jn 6,14; Dt 18,15.18).
3 Como un anuncio de la futura Eucaristía (Mc 6,41).
2. La multiplicación de los panes fue un aconteci­miento central en la vida apostólica de Jesús. El hecho y el relato intentan manifestar la identidad de Jesús y su misión de servicio. La narración evangélica evoca ya la institución de la Eucaristía (Mc 14,22). Por otra parte, la Iglesia ha modelado la celebración eucarística sobre los elementos de este episodio de la vida de Jesús:
                                                                     1° Jesús predica= Liturgia de la Palabra
                                                                     2° Tomó los panes= El ofertorio
                                                             3°Pronunció la bendición = La Plegaria eucarística
                                                                     4°Partió los panes = La fracción del pan
                                                                      5°Los distribuyó = La comunión
6°Despidió a la gente = Despedida a la Comunidad

ACTUALIZACION

Jesús, Pastor y Maestro: Somos como ovejas descarriadas, sin pastor. Ten compasión de nosotros. Sé nuestro Pastor y nuestro Maestro. Nuestra vida avanza momento tras momento, y puede ser ya tarde. Danos de comer, que tenemos hambre. Reiínenos en comunidad de hermanos, loma el pan, levanta tus ojos y pronuncia la bendición. Pártenos el pan y dánoslo en abundancia. Ansiamos vivir de "vida eterna", y esperamos que nos resucites en el último día. Amén.