lunes, 11 de noviembre de 2013

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Col. 1,12-20

La lectura más importante para ésta fecha es la segunda, del apóstol Pablo, que toca justamente el misterio que celebramos.[1]
Casi les voy a repetir la lectura pero lentamente:
Demos Gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces a todos nosotros de participar en la herencia de su pueblo santo, pertenecemos al pueblo santo de Dios, en el reino de la luz. Los cristianos no caminamos en tinieblas, sabemos de donde hemos venido y sabemos cual es nuestro destino, somos hijos de la luz , no de las tinieblas.
Dios nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado Jesús, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el perdón de los pecados. Con su sangre fuimos rescatados del pecado. “Gracias Jesús porque por tu sangre nos mereciste el perdón de nuestros pecados”. Nosotros no podríamos merecer el perdón pero él hombre, lo mereció en nombre de cada uno de nosotros.
Después el apóstol sube a las alturas y nos dice cosas bellísimas: 




Cristo es la imagen de Dios invisible, Jesús es el icono o imagen, la imagen de Dios que no se ve, por eso Jesús diría quien me ve a mí está viendo al Padre porque Yo soy la imagen visible del Padre invisible. Él es El primogénito de toda la creación, primogénito aquí no es el primer nacido, sino el anterior a toda la creación, aquí se está afirmando la eterna divinidad de Jesús. porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, porque él ha sido el creador de cuanto existe del cielo y de la tierra, el apóstol se ha levantado enormemente, ha dejado la figura de Jesús hombre, muerto en la cruz y se ha subido en las alturas para afirmar que Jesús es el Hijo Eterno de Dios creador de todo cuanto existe en los cielos y en la tierra,  las visibles y las invisibles, sin excluir a ningún ser espiritual que pueda aventajar a Jesús y da una listita de seres que en la filosofía del momento creían seres superiores a los tronos y a las dominaciones, a los principados y a las potestades, ni nada.
El, el Hijo de Dios, Cristo Jesús, Rey de Reyes, existe antes que todas las cosas y todas se mantienen en la existencia por Él.
Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él.
Y luego vuelve a su humanidad,  el es el primero de entre los muertos,
 el primogénito de todos los muertos, para que sea él el primero en todo. Y en la resurrección lo seguiremos todos buenos y malos, resucitaremos pero para diferente condición. Si somos justos para vida eterna, si somos malos para condenación eterna.
Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud de todos los seres , que fuera como la síntesis de todo cuanto existe y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz.
Hermosa página, sublime página del apóstol Pablo.
Y hoy celebramos la grandeza de Jesús resucitado, glorificado, hecho Rey de Reyes y Señor de Señores o como dice la liturgia de Jesucristo Nuestro Señor, Rey del Universo entero, de cielos y tierra.




[1] Fragmento de la homilía pronunciada el 22 de noviembre del 2010 .