jueves, 14 de abril de 2016

El agua convertida en vino (continuación)

6 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para la  purificación de los judíos, que contenían cada una dos o tres medidas. 7 Les dice. Jesús: "Llenad las tinajas de agua ". Y las llenaron hasta arriba. 8 Les dice luego: "Sacad ahora y llevad al maestresala ". Y le llevaron. 9 Así que el maestresala gustó el agua hecha vino (y no sabía de dónde venía, pero los sirvientes que habían sacado el agua sabían) llama el maestresala al esposo 10 y le dice: "Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están bebidos el menos bueno. ¡Tú has guardado el buen vino hasta ahora!".
Había allí seis tinajas para el agua de los ritos de purificación que los judíos hacen antes de comer. Cada una contenía unos cien litros. Jesús ordena llenarlas de agua. Y el agua queda convertida en vino. Si los seiscientos litros indican una enorme cantidad de vino, el comentario del jefe del banquete: "¡Tú has guardado el buen vino hasta ahora!" pone de relieve la fina calidad del mismo.
La frase incidental: "los sirvientes sabían de dónde ha­bían sacado el agua", indica que los empleados sabían que el agua venía del pozo; pero que aquel vino nuevo venía de Jesús, y, así, el cumplimiento del AT se realizaba a través de Jesús.
11 Esto hizo Jesús como principio de los signos en Cana de Galilea. Y manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos.
Este prodigio fue "el principio de los signos" de Jesús, pero a la vez será también la clave de las demás "señales": Jesús es y será el donador de los bienes mesiánicos. Siendo éste el primer signo, lleva también un significado muy particular:
El vino que se ha terminado simboliza la primera Alianza, que ha llegado a su fin. Los ritos judíos de puri­ficación serán reemplazados por los dones de una nueva Alianza. Cuando llegue la Hora de Jesús, —la Hora de su exaltación por la cruz y de su resurrección— comenzará la era mesiánica, y se sellará la Alianza nueva, anunciada por los profetas (Jr 31,31-34). Jesús es el novio de la boda mesiánica (Mt 22,2). Entonces, para el banquete regio, él dará también un vino nuevo, generoso y abundante, que no se acabará. Clara y discreta alusión al futuro vino de la eucaristía (cf Mc 2,22; Lc 22,18.20).
Más aún: al tratar de una Alianza nueva viene tam­bién a la mente la idea de un "Pueblo nuevo" y de una "Humanidad nueva" que está por nacer. Por tanto, son necesarios un "nuevo Hombre" y una "nueva Mujer". Así se comprende el inusitado título con que Jesús se dirigió a su madre, llamándola "Mujer", y que repetirá al estar clavado en la cruz. Allí esa mujer, siendo la madre de Jesús, será también la Madre Sión, madre del nuevo Pueblo de Dios, madre de la Iglesia (cf Jn 19,26-27). El vino nuevo será dado debido a una intervención maternal de la madre de Jesús, que como nueva Mujer y nueva Eva, acompañará y colaborará con el nuevo Hombre-nuevo Adán, en su misión mesiánica.
Finalmente, tanto la expresión: "Al tercer día", que se lee al principio del relato, como el comentario del evan­gelista: "Y (Jesús) manifestó su gloria... ", ponen en relación —como inclusión semítica— la semana inaugural de la epifanía de Jesús con la semana de la Pascua de Jesús, cuando al viernes de su exaltación en la cruz, siga el silencio del sábado, y luego, "al tercer día", manifieste "su gloria" mediante su resurrección. Entonces, la fe de los discípulos, inicial en este momento, llegará a su plenitud.

ACTUALIZACION

Jesús Mesías, nuevo Adán:
Por mediación e intercesión de tu madre,
 la nueva Mujer, la nueva Eva,
danos siempre el vino abundante y generoso de la nueva Alianza: ¡la Eucaristía!
Concédenos la gracia de seguir
 siempre su maternal consejo;
"¡Haced lo que él os diga!"
 Queremos seguir siempre tus pasos y escuchar y cumplir tus mandamientos.
Manifiéstanos constantemente tu gloria, y concédenos la gracia de "creer" siempre en ti.