martes, 8 de abril de 2014

9 de abril del 2014

                                                   Daniel 3,14-20.91-92.95

Quiero decir una palabra sobre la historieta que leímos en la primera lectura, la historieta de Daniel. 
Al utilizar yo esta palabra ya estoy dando a entender que no se trata de historia, sino de una historieta didáctica, es decir que tiene una enseñanza.
Ésta no vale por ser historieta sino que ésta vale por la lección que comunica. Son 4 ó 5 lecciones que comunica.

En primer lugar, sin hablar de orden, ésta historieta escrita en el siglo II a.C. proclama que el verdadero Dios no es el dios de Nabucodonosor, ni los dioses paganos. El Dios verdadero es el Dios trascendente del pueblo escogido a quien no se puede ver pero es un Dios único, trascendente que gobierna la historia de todos los pueblos y por esa razón a pesar de las órdenes de la suprema autoridad de Babilonia, Dios cumple su plan de salvación para los tres arrojados en el horno de fuego.
Pinta también un ángel, el ángel puede ser símbolo de la doctrina poco revelada del espíritu guardián.
Brillan espléndidamente dos cosas, el poder del verdadero, único e invencible Dios y luego el poder que tiene él para abrir los corazones y que se conviertan a Dios. 

Nabucodonosor según la historieta se convirtió al Dios de Israel.

No podemos leer esta página como historia sucedida en el S. VI a. C.  (época de Nabucodonosor), se escribe en un momento del S. II cuando los judíos perseguidos por su fe, afirman su fe monoteísta en un Dios creador que gobierna el universo entero, que gobierna la historia, que se mete en las personas y que si hay lugar de conversión aunque la persona no conozca a Dios puede llegar a Dios. 

En definitiva es un mensaje muy consolador de la misericordia y de la omnipotencia divina.


Fragmento de la homilía pronunciada por el P. Salvador Carrillo Alday, Ms. Sp. S. el 13 de abril del 2011 en la capilla del CEFEJ  Moneda 86A Tlalpan D. F. MÉXICO.